Chucho Valdés y su tributo a Irakere emocionan en Nueva York
El pianista cubano está de gira en Estados Unidos
Nueva York
En 1978, Irakere fue la primera banda de Cuba que tocó en Estados Unidos después de la ruptura de relaciones en 1962. Aquel concierto en el Carnegie Hall de Nueva York fue también el escenario del reencuentro entre Chucho Valdés y su padre, Bebo Valdés, tras 18 años sin verse. La separación era la tónica en aquel tiempo. Casi 40 años después, Chucho Valdés, acompañado por jóvenes músicos cubanos, rinde tributo a la banda en un momento de acercamiento y esperanza entre los dos países.
Unas horas antes del concierto, Chucho Valdés, habla con la Cadena SER en su hotel de Manhattan. Su manager se disculpa porque la entrevista se retrasa unos minutos. Valdés atiende a otro periodista por teléfono. “Es una locura, todos quieren hablar con él”, explica. Irakere 40 ha hecho una gira de 17 conciertos en menos de un mes, agotando entradas en muchas ciudades, como muestra del creciente interés por todo lo que viene de Cuba. Chucho aparece poco después. A sus 74 años, sus piernas se mueven con menos agilidad, de la que siguen teniendo sus manos sobre el teclado del piano.
El músico recuerda bien aquel concierto de 1978 en Nueva York. “Fue la primera vez que se vio lo que estaba pasando con el jazz afrocubano en muchos años y como Irakere era un grupo que había innovado y revolucionado tantas estructuras musicales fue increíble, se hablaba de antes y después de Irakere”, cuenta. Aquella banda reunió a los mejores músicos del momento en Cuba, como el trompetista Arturo Sandoval, el saxofonista Paquito D´Rivera y el percusionista Enrique Pla. El grupo tocaba una explosiva mezcla de sonidos tradicionales cubanos, ritmos afro-cubanos, jazz, rock y música clásica.
Hoy, en la gira de tributo, Valdés está acompañado por los integrantes de su banda Afro-Cuban Messengers. Son diez músicos jóvenes “tocando lo que ellos hicieron y haciendo un homenaje a ellos”, a la banda original. “Pienso que es muy lindo”, explica Valdés.
Los conciertos de artistas cubanos en EEUU tienen una emoción especial. Entre el público del Town Hall, había estadounidenses fascinados por los sonidos de la vecina y desconocida isla; había músicos cubanos que viven lejos de su tierra, e isleños emigrados que, cargados de nostalgia, acuden a los conciertos de cada grupo de su país. Todos ellos pasaban del silencio respetuoso, a interrumpir con fuertes aplausos los solos de Valdés al piano, del tumbador Yaroldy Abreu, el batería Rodney Barreto o el bajista Gastón Joya. Dreiser Durruthy Bombalé dejó al público fascinado tocando tambores batá acompañando cantos religiosos yorubas. “Están al máximo nivel”, dice sobre los músicos de la gira Valdés, que es un firme defensor del sistema de educación musical cubano. “Las escuelas de música son muchas, muy buenas y son gratuitas”, asegura, aunque reconoce que en Cuba “la carencia te hace crecer, a veces la necesidad hace milagros y la gente lucha en ese sentido”.
Chucho Valdés: 'La música cubana ha crecido a partir de la educación musical que hay'
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La ruptura de relaciones y el embargo impidió durante muchos años a los músicos cubanos tocar en EEUU. Paquito D’Rivera y Arturo Sandoval abandonaron Cuba y se instalaron en este país, donde hoy son estrellas del jazz latino. Valdés habla con admiración de sus antiguos compañeros, pero no ve posible un reencuentro en los escenarios, aunque le gustaría. “Para mí sería tremendo. Pero esos músicos que son geniales tienen una agenda de trabajo muy fuerte igual que yo. Es muy difícil coincidir para poder hacer un proyecto como este”, explica.
El padre de Chucho, el pianista Bebo Valdés, se fue de la isla en 1960. Pasaron 18 años sin verse, hasta que se reencontraron en Nueva York. “Fue un momento muy emocionante para mí, inolvidable. Era la primera vez que un grupo de jazz cubano tocaba en Estados Unidos, en el festival de Newport”, recuerda. “Yo sabía que mí papá estaba en el público. Él nunca había escuchado a Irakere en vivo”.
Chucho Valdés: 'Fue inolvidable. Después de 18 años, mi papá estaba entre el público'
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Pese a las barreras, Valdés ha visitado Estados Unidos en múltiples ocasiones en los últimos 30 años. El restablecimiento de las relaciones hace que sea cada vez más fácil escuchar a músicos cubanos en este país. “Ahora es más sencillo traerles. Para artistas del nivel de Chucho Valdés no resultaba complicado, pero sí supone una diferencia con artistas menos conocidos”, explica Par Neiburger, director artístico del World Music Institute que ha organizado el concierto de Irakere dentro de un ciclo de Maestros de la Música Cubana, que inauguraron Buena Vista Social Club y cierra Arturo Sandoval en diciembre. Valdés cree que el mayor intercambio traerá consecuencias positivas “no sólo para la música de ambos países, sino para la música universal” y reforzará los vínculos ya existentes. “La música afrocubana y afroamericana comparten las mismas raíces”, señala.
Chucho Valdés: 'Para la música universal la relación entre los países es importante'
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El futuro de la música cubana, para Valdés “dependerá del camino que las nuevas generaciones quieran tomar”. “Hay mucho talento y hay que esperar a ver qué señalan”, dice, aunque les recomienda no alejarse de las raíces. “Es tu carnet de identidad, puedes perderlo, pero ya pierdes la personalidad entonces. A partir de las raíces uno va buscando nuevos caminos, pero siempre sin perder la esencia”.
Chucho Valdés se mudó a Málaga para estar cerca de su padre durante sus últimos años de vida. “Recuperamos aquellos 18 años. Todos los días tocábamos el piano juntos; comíamos comida cubana, arroz con frijoles, plátano frito, tasajo, bacalao que era lo que más le gustaba”, recuerda. Hoy Valdés vive entre La Habana y Benalmádena, donde están su mujer y su hijo pequeño, que también estudia piano. Asegura que en sus frecuentes viajes percibe cambios en Cuba. “Se nota, va paso a paso. La gente está haciendo sus negocios privados y va abriendo un poco. Pero hay que esperar, poco a poco, para ver cómo va desarrollándose. ”