El chico que vendía las fotos de los jugadores del Atleti
Entrevista con Jero García, exboxeador y nuevo coach de 'Hermano Mayor'
Madrid
Hugo Sánchez, Balbino, Arteche… Era un adolescente, pero Jero García esperaba pacientemente para retratar a los jugadores más famosos del Atlético de Madrid en aquellos convulsos años ochenta. Los admiraba -a algunos-, pero no le movía ningún fenómeno fan. Afirma que nunca ha sabido lo que es eso. Lo de Jero con estos jugadores de fútbol tenía otra explicación: "He pedido muchas fotos. De pequeños íbamos al campo del Atleti y le pedíamos fotos a los jugadores. Luego las vendíamos. Era una forma de vida. Esos fueron mis primeros dineros. En los 80 nos teníamos que buscar la vida".
Buscarse la vida. Es lo que toca a los muchos -son mayoría- que se han criado en un barrio obrero y en el seno de una familia humilde. Carabanchel ha sido, es y será el barrio de este campeón de España de boxeo que encontró en los guantes y en el ring la mejor forma de tumbar al que parecía el futuro predeterminado para cualquier chico de su zona en aquella época. Frente a las drogas, él eligió esos deportes de contacto que le apasionaban: "La primera vez que subes a un ring, a la tarima brava… creo que es lo que sentían los gladiadores en el circo romano", confiesa.
Sigue pegado a un ring, el de su gimnasio, La Escuela de Boxeo. Está en su barrio. Por eso, Jero es de esos tipos que pasea por la calle y se para a charlar con la gente o que te invita a un café para hacer tiempo en el bar de confianza. Es su casa. Y allí, entre posters de leyendas del boxeo y de grandes y épicas películas, da comienzo esta entrevista para conocer un poco más sobre el nuevo coach de 'Hermano mayor', programa que ha encontrado en él un formidable reemplazo a Pedro García Aguado, ahora en la competencia (Atresmedia).
Con Jero es fácil hablar de series (apasionado por 'Ray Donovan' y 'Last Kingdom') y cine. "Cada viernes iba al videoclub de mi barrio para ver qué películas nuevas habían traído porque ya me las había visto todas", recuerda Jero. "Una de mis favoritas es 'On the waterfront', de Elia Kazan, con ese Marlon Brando que ves que es boxeador, pero no boxea en ningún momento de la película. Creo que es una película que cambió la forma de interpretar. Hablo de esta peli y me vuelvo loco". Reconoce que las artes escénicas son su hobby y explica que ha invertido tiempo en clases de formación interpretativa en los últimos años. No en vano, Jero ha aparecido -con personajes muy secundarios- en varias series y películas. Le gusta tanto el mundo de la ficción, que hasta para pedir matrimonio a su chica rodó y protagonizó un cortometraje. Para tan ardua tarea, actores profesionales a los que él ha entrenado -como Hugo Silva- le echaron una mano.
Habla constantemente de elegir. Repite incesante que, circunstancias aparte, somos nosotros los que escogemos por qué camino transitar en la vida. Él ha elegido el camino de ser fiel a sí mismo. Su barrio, el parque, el boxeo y el amor por el cine ha formado parte del adn de este madrileño desde siempre: "De joven, me regalaron una Súper 8 y nos íbamos al parque de San Isidro a grabar las coreografías de Chuck Norris y Bruce Lee… Nos poníamos la cara morada de los golpes que nos dábamos porque no sabíamos lo que era falsearlos".
Así es Jero García, el nuevo Hermano Mayor. Un tipo de los de verdad, de raíces firmes, que mira a los ojos y con el que es fácil conversar; un tipo de peculiares gustos musicales: "Yo soy de los Chichos-Maiden", dice entre risas para concretar: "Triana son los dioses".
¿Por qué en los guantes de boxeo que vemos por el gimnasio está el lema: "El boxeo es vida, vive duro"?
Se me ocurrió una vez, lo siento y creo en ello.
Muchísima gente verá este deporte como algo violento…
Este deporte no es violento, aunque parezca mentira. Aquí no se fuerza a nadie. ¿Agresivo? Lo es, tiene una agresividad implícita como la tienen otros deportes. Con este deporte, cuando te pica el bicho, no te suelta. Es tan pasional y lo vives de tal manera que, al final, es tu forma de vida.
Cuando tú eras un adolescente, ¿cuál era el atractivo, la salida de futuro para un chico de este barrio?
Estamos hablando de los años 80, una época complicada para este barrio que, desgraciadamente, era un mercado de la droga. Era un momento complicado en la sociedad, mucha delincuencia… Tenías dos caminos para ir, el bueno y el malo. Estabas jugando en un hilo muy fino y que cogieras uno u otro dependía un poco de las circunstancias. Yo me enamoré del deporte en sí. Con 18 años jugaba en preferente. Y me enamoré de los deportes de contacto.
Esto exige estar muy en forma, exige constancia y sacrificio. Entonces, previenes no hacer determinadas cosas para así poder estar bien en el gimnasio. Ese fue mi camino a seguir.
Y todos esos esfuerzos que te suponía practicar este deporte, ¿te provocaron algún tipo de problema a nivel de socializarte? En ese Madrid de los 80, no sería muy fácil decir a tu grupo de amigos: me voy a acostar que mañana madrugo para ir a entrenar…
Aquí cada uno elige su camino, independientemente de lo que piensen los demás. Esta es una de las actitudes que intento inculcar en 'Hermano mayor'. Tenemos que creer en lo que hacemos.
Si mis amigos se iban a beber o a discotecas, yo me quedaba en casa y nunca me importó excesivamente lo que pensaban los demás. Nosotros tenemos que tener la capacidad de decidir.
¿Veías 'Hermano mayor'?
Sí, claro. Todos los viernes
¿Temes las comparaciones con el 'Hermano mayor' de Pedro García Aguado?
Ni lo pienso. Me parece maravilloso que cada uno tenga su opinión. Yo estoy encantado de hacerlo y orgulloso de que cuenten conmigo. Lo único que quiero es ayudar porque esto, al final, es un formato de televisión que ayuda a la gente.
Antes estaba Pedro, ahora estoy yo. Lo importante es que el programa siga; aunque no sea conmigo, pero que siga. Porque ayuda a la gente. Eso es lo que hay que valorar.
¿Te ha sorprendido vivirlo ahora desde dentro?
Creo que es un formato que sorprende. Pero yo intuía cómo era trabajar con esos chicos porque con mi fundación lo vivo a diario aquí. Yo he tratado a más de 500 niños, algunos con delitos de sangre. Lo que me sorprendió es mezclar la terapia con el mundo audiovisual.
Es la misma terapia que hacemos aquí con la fundación, pero más concentrado… en menos días.
¿Desde cuándo llevas siendo hermano mayor en un gimnasio?
Desde hace 20 años… Yo empecé a dar clase en el 93. Tenía un SEAT Málaga de doble carburador y no tenía dinero para la gasolina que necesitaba para ir a entrenar al gimnasio de Leganés, que es en el que estaba. Entonces, me puse a dar clases en mi barrio (Carabanchel) para poder pagar la gasolina.
Creo que desde que empecé con la docencia a nivel de deportes de contacto y artes marciales empecé a ser un hermano mayor. Desde el principio, a los dueños de los gimnasios les pedía que, por lo menos, me dejaran regalar 3 ó 4 plazas; porque si esos niños estaban conmigo entrenando, no necesitarían estar en un parque.
Y así empezó…
Así empezó, de una manera un poco inconsciente y aplicando lógica de barrio. La pertenencia al grupo es muy importante. Cualquier cisma que fracture ese grupo puede complicarlo. Si de un grupo de colegas, cuatro pueden pagar y tres no, es necesario que esos tres también estén en esas clases para que el grupo no se fracture.
¿Qué ibas aprendiendo tú de todo eso?
El día que yo deje de aprender no podré enseñar. Yo he tenido mucho ciclo vital; a la vez que estaba dando esas clases, fui padre muy pronto. Con mi hija siempre he sido una especie de hermano mayor [ríe].
¿Ha cambiado, con el paso de los años, el perfil de chaval que te llega aquí al gimnasio para que lo rescates de su entorno nocivo?
Todo cambia. Piensa que los problemas generacionales o a nivel social que había hace 20 años no tienen mucho que ver con los de ahora. Hace 20 años, aunque pareciera mentira, el crío tenía más objetivos. Había más posibilidades de confusión, había más ignorancia. Ahora, se saben más cosas, pero hay menos objetivos. La forma de tratarlos es completamente distinta.
Yo trabajo mucho con inmigrantes. En estos casos, muchas veces solo les falta un empujoncito para que sean los cerebros del futuro. Son niños que han crecido en la necesidad o que tienen a sus padres separados para poder darles de comer. Esos niños lo valoran y tanto en el deporte como a nivel educativo se dejan la vida.
El hecho de que haya una generación de chavales, ahora adolescentes, que se han criado en la burbuja de abundancia que vivió España, ¿ha hecho que se pierdan valores entre los jóvenes?
Estoy completamente de acuerdo. No hay respeto ninguno a hacer las cosas bien. Lo que le digo a mi hijo adolescente: "eres tú el que no quieres tener bici, eres tú el que no quieres tener Play Station… porque eres tú el que suspendes. Si tú hicieras lo que tienes que hacer, lo tendrías".
Ha habido una época de gente que no ha sido consciente de los tiempos que se vivían. La ignorancia es atrevida. Pero no podemos echar la culpa a los padres. Los padres no tienen libros de instrucciones. Es la sociedad en sí. En esos momentos, se creyó que podíamos ir por ese carril hasta que ese tren ha descarrilado. ¿Qué ocurre ahora? Que hay muchas ovejas descarriadas y los padres no saben cómo actuar. Creo que hay que enseñar tanto a los padres como a los niños.
¿Qué es el consejo que le das aquí, en este gimnasio, a los chavales?
Lo primero, un objetivo. En el objetivo viene la constancia, el sacrificio y el esfuerzo. El pico y pala. Incido mucho en que tienen que estudiar o trabajar, depende de las miras que tengan, pero que siempre tengan un faro en la niebla.
Ya, pero en este barrio en el que muchos chavales que te escuchan decir esto tendrán a sus padres en el paro, su casa embargada y verán luego cómo otros han triunfado estafando, robando, mintiendo, siendo corruptos… ¿Les va a valer lo de pico y pala?
Yo lo que digo siempre es que hay que saber de quién coger ejemplo. No te equivoques en ese faro en la niebla. La capacidad de decisión es de cada uno. Yo intento ser ejemplo, pero al final tú decides el camino que tomas.
¿Has tenido algún caso de algún chaval que te haya tocado especialmente la fibra sensible?
Bueno, yo tengo un niño aquí que me llama "father", por algo será [dice emocionado]. Lo tengo desde los doce años y ahora tiene 24 años. Eso es lo más grande
La foto de Muhammad Alí, ¿la tienes en el gimnasio porque queda bien o porque, de verdad, te gusta como boxeador?
Ali es uno de los mejores deportistas de todos los tiempos. Yo no he sido contemporáneo de Ali, pero sé que él era uno de los deportistas más odiados de su época; ahora es uno de los más queridos. Eso es lo que hace grande a un deportista: él vendió su personaje, luego vendió su persona.