'Cervantina', de Ron Lalá, "un cóctel de virus que termina siendo una vacuna"

Música en directo, un ritmo vigoroso casi deportivo, textos diversos, versos, versiones y diversiones para un teatro entendido como un territorio lúdico, lúcido, físico y elástico, habitado por un «humor crítico y cítrico», por una vuelta a la esencia de lo popular. Son Ron Lalá, defienden que «ser modernos es ir hacia atrás» y con «Cervantina» pretenden inocular un virus en el patio de butacas: «Cervantina es un cóctel, es un virus, es un cóctel de virus que termina siendo una vacuna, donde hemos mezclado parte de las novelas ejemplares con los entremeses y con un par de números nuestros, una gran invitación a encontrarnos con esta maravilla de autor que es Cervantes». Son palabras de Yayo Cáceres, director de esta compañía que el próximo 18 de enero celebra 20 años en los escenarios. Álvaro Tato, miembro de la compañía, señala que Ron Lalá defiende su acercamiento a los clásicos «como una fiesta» y una forma de entender el teatro despojado de ese prejuicio que entiende «la cultura como algo elevado». Para Tato, hay que «intentar despejar esa caspa, esa nube de polvo que hay sobre la cultura considerándola como algo que hay que mirar de abajo a arriba, como que está bien si me he aburrido, he ido a una sala y me he aburrido convenientemente, no?» Íñigo Echevarría, compañero de Tato, señala que ellos entienden «que lo que tiene que pasar en el escenario es hablar de lo que ocurre, a través de la música, del teatro, de las luces, de la escenografía... y Cervantes es lo que hace todo el tiempo: Está hablando de la España de ese momento, está hablando de las mujeres, de la igualdad de género, de la igualdad de razas y al final es un hombre de su tiempo que está hablando de su tiempo y hay momentos que parece que podría estar en este siglo XXI». Dice Yayo Cáceres que Cervantes deja que sus personajes hablen, no los filtra, no los juzga, por eso incomodan, por eso son rebeldes... Cervantes, dice, «escritor divino si no fuera tan humano».