Al menos diez personas han muerto y 15 han resultado heridas, según fuentes oficiales turcas, tras una fuerte explosión en el turístico barrio de Sultanahmet del centro de Estambul. Se trata de una zona de gran afluencia turística ya que alberga la Mezquita Azul y la basílica de Santa Sofía. El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, ha confirmado esta tarde que todos los fallecidos eran extranjeros, y varios medios regionales aseguran que entre las víctimas había nueve alemanes, mientras que el diario Sabah atribuye la nacionalidad surcoreana a dos de ellas. La mayoría de los heridos son alemanes y noruegos. En la comparecencia, Davutoglu ha asegurado que el autor del atentado suicida perpetrado este martes en las inmediaciones de la plaza Sultanahmet pertenecía a Estado Islámico: «Se ha descubierto que el autor del ataque es un miembro del Dáesh de nacionalidad extranjera». El atentado se produjo a las 9:00 horas en la plaza Sultanahmet, un lugar muy turístico por la cercanía de la Mezquita Azul, el Palacio Topkapi y Santa Sofía, una iglesia bizantina del siglo VI convertida en museo. «Esto es uno de los ejemplos más bárbaros de las acciones de la organización terrorista Dáesh», dijo Davutoglu, que comparó el ataque con los atentados de París de noviembre, el de Ankara, en octubre pasado, así como el de la localidad kurda de Suruç en julio anterior. Turquía ya sufrió dos importantes atentados con bomba el año pasado. Más de 30 personas murieron en julio en un ataque suicida del autodenominado Estado Islámico en la ciudad de Suruç, próxima a la frontera con Siria. Además, otros dos atentados suicidas, también con la autoría de Dáesh, en el exterior de la estación central de tren de Ankara durante una manifestación por la paz causaron en octubre más de un centenar de muertos.