Ordenadores diminutos y por menos de diez euros
Los miniordenadores son ordenadores ‘al desnudo’, de pequeñas dimensiones, con un precio cada vez más bajo y, generalmente, desconocidos por los usuarios
Madrid
Un ordenador diminuto, totalmente funcional y por menos de seis euros. Esta era la apuesta que presentaba la Raspberry Pi Zero hace unos meses. Un producto que no es único en el mercado, pero sí bastante desconocido por los usuarios. El mundo de los miniordenadores es todo un universo en auge.
Se trata de ordenadores ‘al desnudo’. Es decir, sin monitor, teclado ni ratón. Por tanto, no estamos hablando de ordenadores convencionales. En cualquier caso, el usuario puede implementarlos posteriormente, ajustando el precio final del aparato a sus necesidades.
El precio de estos ordenadores es, probablemente, su mayor atractivo. Algunos de estos ordenadores no superan los veinte euros e incluso los hay por menos de cinco. Su componente más caro son los procesadores. Un elemento que, además, se han abaratado por el auge de la producción china.
Para que nos hagamos una idea de su pequeño tamaño, las dimensiones de las Raspberry Pi Zero son de 65 x 30 mm. Dispone de puertos USB, ranuras para insertar tarjetas SD… en definitiva, lo que se esperaría encontrar en cualquier ordenador convencional.
Sin embargo, desde que la Raspberry Pi saliese al mercado, han sido varias las propuestas que han querido seguir su estela, intentando mejorar sus características. Es el caso de C.H.I.P, financiado con crowdfunding. Entre estas ‘mejoras’, WiFi y Bluetooth integrado.
Vocación educativa
“Estos ordenadores están orientados a la experimentación y la creación de proyectos”, afirma Javier Pastor, informático y editor en el portal de tecnología de Xakata. Están muy enfocados a mundo educativo, incluso para que los niños comiencen a experimentar con tareas básicas de programación.
En este sentido, Pastor afirma que “otro impulso fuerte ha sido la filosofía maker”. La tendencia del 'háztelo tú mismo' aplicada al mundo de los PC. Así, son muchos usuarios los que emplean estos básicos y económicos ordenadores para dar lugar a otros productos finales con funcionalidades muy diversas, relacionados con el campo de la domótica o la automatización.
Desde crear un sistema de riego automático, a partir de la detección de las condiciones de luz y humedad, hasta controlar la apertura de la puerta del garaje con el smartphone. Las posibilidades de creación son prácticamente ilimitadas, por lo que se ha convertido en una afición para muchas personas.
Las limitaciones
Estos ordenadores “son más limitados en todos los aspectos” que un ordenador convencional actual de gama media, asegura Pastor. Los procesadores son más lentos, tienen menos potencia y poseen una escasa memoria.
Así, se suele desaconsejar para los aficionados a los videojuegos o para aplicaciones que requieran grandes prestaciones, como pueden ser los editores de vídeo.
Los grandes también se apuntan
Las grandes marcas de ordenadores también han encontrado aquí un nicho de mercado. Empresas como Intel, Lenovo, Asus o, incluso, Apple han diseñado sus propios modelos de miniordenadores. En forma de pendrive o de pequeña caja, lo cierto es que la gama es cada vez más amplia.
Mucho más accesibles en las tiendas, su precio es más elevado, llegando hasta los 600 euros en el caso del Mac Mini. ¿Por qué?, según aclara Pastor, porque “son mucho más potentes e imponen más complejidad en su desarrollo”, elevando de este modo los costes de que implica su fabricación.
El universo de los minordenadores se expande, pero la tendencia sigue apuntando a un uso formativo. Demasiado desconocidos y estéticamente poco atractivos como para conquistar, al menos de momento, los hogares.