Internacional

La importancia de los caucus de Iowa

El pequeño estado marca el inicio de las primarias para elegir a los candidatos

Donald Trump, tras un acto de campaña en el teatro Orpheum en Sioux City (Iowa) / DAVE KAUP Reuters

Des Moines

Iowa es un estado pequeño, rural y cuya población, muy mayoritariamente blanca, no es representativa de la del resto del país. En los caucus sólo participa un reducido porcentaje de los votantes. Aún así, cada 4 años se convierte en el centro de la política de EEUU.

La peculiaridad del sistema de caucus y el que sea el primer estado en votar atrae una enorme atención política y mediática. Los candidatos necesitan un buen resultado para seguir vivos en la batalla para lograr la nominación de su partido.

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Aquí no valen los grandes mítines, ni gastar millones de dólares en anuncios de televisión. Aquí se hace política casi artesanal: de la de estrechar la mano, conversar con los vecinos y escuchar sus preocupaciones. A diferencia de las elecciones primarias, las urnas no están abiertas 14 horas y en dejar la papeleta no se invierten 5 minutos. En Iowa, hay que lograr que tus simpatizantes se presenten a las 7 de la tarde en una iglesia, un colegio o un gimnasio y pasen varias horas discutiendo a quien apoyarán. La capacidad de organización y movilización de las campañas se pone a prueba.

Este año, las encuestas dan como ganador a Donald Trump en el lado republicano. En el demócrata, Hillary Clinton y Bernie Sanders están prácticamente empatados.

Los expertos son cautelosos con los resultados de las encuestas. “Aquí las encuestas son menos importantes porque aquí se trata de tu juego sobre el terreno. Tienes que conseguir que tu gente se presente el lunes a las 7, es así de específico”, explica Simon Conway, que dirige un programa de radio en la emisora más escuchada del estado, la WHO Radio.

La población de Iowa (poco más 3 millones) no es representativa de la del resto de EEUU: según el censo del 2014, un 92,1 por ciento de la población es blanca, comparada con el 77,4 del resto del país; sólo un 3,4% son de raza negra, frente al 13,2% nacional y un 5,6 por ciento son hispanos frente al 17,4 en todo el país.

Para votar en un caucus hay que estar registrado como votante republicano o demócrata (no pueden hacerlo los independientes), aunque la inscripción se puede hacer ese mismo día.

Según los datos de los últimos caucus, en el estado hay unos 600.000 votantes republicanos, de los que votaron 120.000, menos de un 20%. El número de votantes demócratas es similar. El récord de participación lo estableció el partido demócrata con 240.000 personas que votaron en caucus durante la elección de Obama (2008), lo que supone un 40% de los votantes registrados.

“La gente que participa en los caucus son diferentes de la población del estado en su conjunto y ellos sí reflejan a los activistas de sus respectivos partidos. Se parecen mucho a la gente que verás en las Convenciones Nacionales”, explica David Yepsen, ex redactor jefe de política en el Des Moines Register, el principal diario de la capital.

Pero, ¿cuánta importancia tiene realmente el resultado?

“Los caucus de Iowa históricamente han servido para dos propósitos”, dice Yepsen. “Pueden elevar a un candidato poco conocido fuera de la oscuridad. El segundo es que reducen el campo. Si no te va bien y no terminas entre los tres primeros, lo que suele ocurrir es que las donaciones a tu campaña se secan. Tus apoyos se irán a otro lado”.

En ocasiones, el más beneficiado en Iowa no es el ganador. “Creo que Marco Rubio está probablemente en la mejor posición”, apunta el periodista que ha cubierto 35 años la política de Iowa. . “Está ya en tercer lugar (a nivel nacional). Tiene apoyo del Tea Party, de los evangélicos y del establishment del partido. Si termina tercero en Iowa creo que veremos a muchos de los seguidores y donantes de Jeb Bush que dirán ‘se acabó’ y gravitarán hacia Rubio”.

Ésta es una elección peculiar porque la frustración a ambos lados del espectro político atrae a nuevos votantes e impulsa a candidatos en los extremos ideológicos como Trump y Sanders.

“No es bueno ser una persona del establishment en ninguno de los partidos. El enfado que siente mucha gente en este país es más profundo de lo que creemos”, añade Yepsen. Entre los votantes demócratas, la decepción se instala entre aquellos que no pueden lograr un empleo a tiempo completo o poder pagar un seguro de salud. “La prosperidad americana no se ha repartido equitativamente y están enfadados por eso”, señala. En el lado republicano, preocupa más la inmigración. “Así que estar en contra del establishment, al que se ve como gente que ha fallado en cumplir sus promesas en ambos partidos es una melodía popular”.

“Si hay mucha participación -digamos que 200.000 votantes se presentan- eso va a ayudar a Trump sobre Cruz”, pronostica Simon Conway. “Pero es una gran incógnita esta vez porque son nuevos asistentes a los caucus y no sabemos si de verdad van a ir”.

Esa es la gran pregunta de estos caucus, si Trump que lleva 7 meses como favorito en las encuestas, logrará traducir su popularidad en voto. El presentador de radio cree que si el magnate gana en Iowa, ganará también en New Hampshire y en Carolina del Sur. “Habrá ganado las tres primeras y en ese punto será difícil pararle. Podría ser fácilmente el nominado y entonces el establishment tendrá que apoyarle”.

 
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