El Barça sigue infalible

Arrancó el Barcelona medio anestesiado, quizás por la marejada formada por el derbi madrileño y la eliminación virtual del Madrid en la carrera por la Liga. Así que el Sevilla decidió aprovechar ese sesteo, corriendo y asfixiando al equipo de Luis Enrique desde el principio.

Gameiro y Vitolo se convirtieron en el mayor dolor de cabeza de la zaga blaugrana y terminaron por dar un disgusto al respetable. Tremoulinas vio una autovía por la izquierda, centró y allí encontró al centrocampista canario que con sutileza adelantó al equipo de Emery. 0-1 y nada peor que despertar a la bestia, y menos tan pronto.

El Barcelona necesitó diez minutos para carburar y ponerse a tono. Empezó a triangular, a circular el balón y el Sevilla se hizo más pequeño. Una de esas jugadas derivó en una falta en la frontal, en el lado malo de Messi presuntamente, si es que existe eso. Leo cambió su forma habitual y lanzó al palo del portero; el resultado fue el de siempre. Golazo por la escuadra.

El segundo llegó tras el descanso, con los dos equipos frescos. Y de nueva nació de las botas de Messi, que en banda derecha sacó un pase atrás, Suárez pegó en semifallo y Piqué remachó la jugada para poner al Barça por delante. 2-1 y resultado volteado.

Quedaban 40 minutos por delante, demasiado para que el Sevilla no lo intentase. El equipo de Emery aguantó la inercia del Barça agazapado y decidió lanzarse a por el empate en el tramo final. Juan Muñoz y Konoplyanka entraron por Iborra y Cristóforo para darle un cariz más ofensivo al equipo hispalense.

En los minutos finales Luis Enrique se apropió de la contras y Emery de la iniciativa, como si hubiesen hecho reparto acordado. Y ahí Bravo se erigió en salvador, frustrando varias ocasiones de Gameiro y ganándose los cánticos del Camp Nou. En las postrimerías el choque se rompió aun más, pero el marcador no se movió.