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La ruta de las armas de los yihadistas

La policia investiga el origen de las armas y chalecos utilizados en los atentados de París. La hipótesis de mayor fuerza, que hayan sido fabricados en Bruselas o comprados en países del este

Fotografía de archivo de algunos de los fusiles utilizados. / ROMAN PILIPEY (EFE)

Madrid

La policia francesa y la belga siguen investigando el origen de las armas y chalecos explosivos que se utilizaron en los terribles atentandos del 13N.

Sobre la mesa de los investigadores sigue barajandose la posibilidad de que se mandasen directamente desde zonas de conflicto, pero la hipótesis que sigue teniendo más fuerza es la de que hayan sido fabricados en Bruselas o comprados en países del este.

Lo que si está dirimido ya es que los autores materiales del atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo compraron armas inutilizadas en Eslovaquia. Se da la circunstancia que lo hicieron en el mismo establecimiento que una organización criminal desarticulada en España.

Armas rehabilitadas en destino

Según la información de la Cadena SER en junio de 2015 tras los atentados de Charlie Hebdo, tanto en el caso de París como en el de España, las armas fueron vendidas inutilizadas (desactivadas) y habilitadas en los lugares de destino. “Se da la circunstancia de que varias de las armas empleadas en los recientes atentados de París han sido adquiridas en este establecimiento que en este caso se está investigando”.

La rehabilitación era sencilla porque “consistía en la colocación de dos pasadores introducidos en los cañones”. De esta forma las armas en Eslovaquia se vendían de forma legal en ese país que tiene una legislación menos restrictiva que otros países europeos.

La inutilización era fácilmente reversible mediante la colocación de los pasadores o sustituyendo el cañón inutilizado por otro nuevo. El resto de piezas permanecían plenamente funcionales y operativas con lo que se conseguía “la venta legal de dichas armas, como armas detonadoras o de alarma, de conformidad con la legislación eslovaca”.

Las armas, la mayoría fusiles de asalto y subfusiles, fueron introducidas de forma ilegal a través de paquetes postales. Como no estaban registradas en las bases de datos nacionales podían ser desviadas al mercado ilegal con total impunidad. Los compradores por su parte omitían el trámite de declarar su compra y lo introducían fácilmente en el lugar de destino.

En España fueron detenidas siete personas acusadas de los delitos de tráfico de armas, depósito de armas de guerra, depósito de municiones, tenencia ilícita de armas y contrabando. Tenían 99 armas de fuego, la mayor parte de guerra y más de 21.000 cartuchos metálicos, además de 140 cargadores para todo tipo de armas, 11.5 kg de pólvora y 60 cañones nuevos y semielaborados con los que rehabilitar armas inutilizadas.

Entre los detenidos un policía nacional que adquirió más de 20 armas y que se dedicaba a la rehabilitación de las armas que venían del extranjero inutilizadas. Tenía instalado en el garaje de su domicilio un taller clandestino para la reparación de este tipo de armas con maquinaria y herramientas como cañones nuevos, cargadores y silenciadores. También fue detenido un funcionario civil que trabajaba como profesor en la Academia General del Aire.

Los detenidos en España también adquirieron armas del sistema Flobert, que son de venta libre en Eslovaquia y armas detonadoras que posteriormente manipulaban, retirándoles los deflectores de sus cañones para que pudiesen disparar proyectiles.

Ana Terradillos

Ana Terradillos

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra (1991-1996) y en Ciencias Políticas por la UNED...

 
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