Por qué Hamburgo ha prohibido las cápsulas de café monodosis
Las ventas de café en monodosis se han multiplicado por tres desde 2011 en Europa Occidental
Madrid
El Gobierno de la ciudad alemana de Hamburgo ha prohibido las cápsulas de café en los edificios de titularidad pública como parte de una campaña medioambiental para reducir los residuos.
El informe del Departamento de Medio Ambiente y Energía de la ciudad-estado detalla que estas cápsulas generan desechos innecesarios y dañan el medio ambiente. En efecto, no son ni reciclables ni biodegradables, dado que la mayoría de ellas están fabricadas con una mezcla de plástico y aluminio que no es fácilmente tratable en la mayoría de las plantas de reciclaje. "Estos envases monodosis provocan un consumo innecesario de recursos y la generación de residuos, y con frecuencia contiene aluminio contaminante", según explica un portavoz de la entidad en el documento.
En efecto, en cada una de estas cápsulas hay tres gramos de envase por cada seis gramos de café. “En Hamburgo creemos que esto no se debería comprar con el dinero de los contribuyentes”, recoge el comunicado del gobierno de Hamburgo.
Las ventas de café en monodosis se han multiplicado por tres desde 2011 en Europa Occidental y los Estados Unidos. En ese país, un tercio de todo el café que se vende viene en este tipo de envases y uno de cada cuatro hogares cuenta con una cafetera de cápsulas. Según el libro Caffeinated, si pusiéramos en fila todas las cápsulas fabricadas en 2014 por la empresa líder del sector, la estadounidense Keurig, darían la vuelta a la Tierra 10,5 veces.
El sistema de café en cápsulas hunde sus raíces en 1986, cuando el gigante alimentario suizo Nestlé creó la línea Nespresso, destinada en un primer momento a las oficinas de Suiza, Japón e Italia. La primera tienda de la marca se abrió en París en 2000 y desde 2006 se expandió por todo el mundo de la mano de George Clooney, el mejor embajador de las virtudes del café monodosis. Las demandas entre Nestlé y sus competidores se cuentan por docenas desde que empezaron a surgir cápsulas de otras marcas compatibles con las máquinas originales. En 2012, Nespresso tenía 300 tiendas en 48 países. Nestlé protegió su invento con 1700 patentes, pero desde 2010 otras marcas se han subido a la ola de las cápsulas. Según varias estimaciones, en 2014 las ventas de productos Nespresso ascendieron a 8.000 millones de euros en todo el mundo, con márgenes superiores al 20%.
Un portavoz de Nespresso ha dicho a la BBC que la decisión del gobierno de Hamburgo permite “resaltar el creciente reconocimiento de la importancia vital de ser sostenible en todo lo que hacemos”. La empresa cuenta con un programa de reciclaje que es capaz de tratar el 80% de las cápsulas usadas y que cuenta con 14.000 puntos de recogida en 31 países.