Andrés Herrera, el 'Pájaro' que acariciaba la guitarra y decidió volar en solitario
El músico sevillano presenta su segundo disco en solitario, "He matado al ángel"
'Pájaro' ha pisado los escenarios con Silvio, Kiko Veneno y Raimundo Amador
Madrid
Andrés Herrera, al que le gusta que todo el mundo le llame 'Pájaro', ha crecido entre grandes maestros de la música. Con su guitarra ha acompañado a artistas de la talla de Silvio, Raimundo Amador o Kiko Veneno.
Sus manos han estado continuamente pegadas a la guitarra hasta que en 2012, y superando la cincuentena, decidió volar en solitario y hacer su propia música desde cero. Ahora, inmerso en la promoción de su segundo disco, He matado un ángel, se permite el lujo de tomar distancia y plantear algunas reflexiones.
Sevillano de nacimiento y espíritu creció escuchando las bandas sonoras de las películas que su padre proyectaba. Un bajage musical salpicado por mucho rock, pero también por los tambores y cornetas de la Semana Santa de la capital andaluza.
¿Cómo es ese momento en el que, con 50 años, te planteas dejar de 'regalar tu música' a otros artistas y lanzarte de por libre?
Tan sencillo como que la vida son etapas y después de tanto tiempo tocando la guitarra y acompañando a gente grande, decido que quiero sacar mi propio argumento. Me busqué los medios y las personas, y aquí estamos. Uno de los secretos de la vida para no enloquecer es empezar de nuevo cada día.
¿Ha ido facil salir de las sombras?
Me sentí un boxeador antes de salir al ring con uno de los pesos pesados: el miedo a lo desconocido. Quizás eso te de la fuerza para seguir.
Creciste oyendo las bandas sonoras que proyectaba tu padre en el cine. ¿Es el séptimo arte uno de los grandes maestros musicales?
Sin duda. Incluso, con la literatura. A veces, estás leyendo un libro y ya viene con su música. En el cine, a veces, esta representa un 50 por ciento del filme. A Hitchcock en la escena de la ducha le quitas la melodía de terror y perdería muchísimo. La música del cine es muy importante y ha repercutido siempre en mi vida.
Tus influencias van desde Elvis a Jimi Hendrix, pasando por Mozart o las cornetas de Semana Santa. ¿Cómo se digiere todo esto para reflejarlo en tu propia música.
Es una nutrición. Un músico debe conocer toda la materia prima que hay para luego formarse. Es tan interesante escuchar una tarantela como una soleá. A eso hay que sumar que cada uno somos seres únicos e individuales y somos capaces de asumir de una manera distintas todas estas influencias.
La libertad que desprenden los grandes rockeros es un hecho evidente. ¿Para ser rockero hay que ser un poco pájaro?
En mi caso fui antes pájaro que rockero, por mi fisonomía y por mi manera de ser. Con 12 años perdí a mi padre y tuve que espabilar. Siendo un pequeño gorrión, tuve que convertirme en un gran pájaro para poder sacar mi vida adelante. Pero sí, para ser rockero hay que ser un pájaro de buen agüero, para poder buscarse día a día la vida.
Participaste en el disco 'Recordando a Triana', junto a los chicos de Lori Meyers o Annie B Sweet. ¿Cómo es posible que este grupo permanezca inalterable en el imaginario de varias generaciones?
Yo creo que hay grupos que inventan, grupos que siguen y grupos que se consolidan para siempre. Triana, al igual que Pata Negra, fueron los precursores de la música flamenca mezclada con el rock. Son gente que ha dado una fórmula que luego otra gente ha ido desarrollando.
¿Las nuevas generaciones están a la altura?
Ahora la gente está mucho más preparada y se preocupa por conocer los sonidos. Yo creo que Internet también ha ayudado. Cuando yo empecé a tocar, para saber cómo tocaba algún músico tenías que comprarte el guitar player, que además estaba en inglés y era todo un mundo.
En el 94 los americanos alucinaban cuando oían tu guitarra sonar por R&R. ¿España ya se ve como algo más que la cuna del flamenco?
A nivel profesional y de negocios todavía creen que todos somos flamencos, aunque eso pasa más en América que en Europa. Claro, que cuando llega cualquier persona de aquí y toca una guitarra flamenca por un blues, esta gente se queda boquiabierta.
Y si hablamos de guitarras, ¿la eléctrica o la española?
No me quiero poner patriota, pero para mí la guitarra por excelencia es la española. La guitarra de seis cuerdas es ‘el instrumento’. El que más se parece al piano y con el que se pueden hacer bajos y solos al mismo tiempo.
Y las que tienes son muy especiales...
La verdad es que es una suerte. El padre de otro ‘pájaro’ que toca conmigo, cuando se ha jubilado se ha convertido en nuestro lutier. Nos está haciendo todas las guitarras que necesitamos y eso tiene auténtica vida. La NASA tendría que aprender de esta gente…
¿Cuál es la mejor lección que has aprendido de tus maestros?
Pregunta difícil. El maestro más grande que he tenido ha sido Raimundo Amador, a quien he tenido más cerca. Cuando yo escuché a ese hombre por primera vez pensé que había gente que tenía más dedos.