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Ranieri, rey de Inglaterra

El ténico romano ha conseguido a sus 64 años el gran título de su carrera con el equipo más modesto, el equipo de moda, el Leicester inglés.

Efe

“¿Ranieri, en serio?”. Ese fue el tweet que Gary Lineker, uno de los hijos predilectos de Leicester, dedicó al nuevo técnico del equipo de su ciudad allá por el mes de julio. La elección le pareció poco inspiradora al ex delantero del Barcelona. Sin embargo esa elección se convertiría en histórica para un club con 132 años de vida.

Al entrenador romano le llegó la gloria tarde quizá, a los 64 años, pero de la forma soñada: con un equipo modesto y en una de las ligas más potentes del mundo.

Hijo de carnicero (en su juventud le llegaron a apodar “el chuletas”), Ranieri comenzó jugando al fútbol de delantero pero encontró su sitio en el césped como central en la Roma, (“desde la defensa aprendí a ver el fútbol”, suele decir). Colgó las botas en el Palermo en 1986 y comenzó sin paréntesis alguno su carrera como entrenador en equipos menores de Italia. En 1990 ascendió al Cagliari, consiguió sus primeros títulos (Copa y Supercopa de Italia) con la Fiorentina, y el Valencia fue su primer equipo lejos de su país. Atlético de Madrid, Chelsea (club para el que fichó en 2001 “a un tal Lampard”), Parma, Juventus, Roma, Inter o Mónaco han sido entrenados también por Ranieri al que por fin, tras 30 años en los banquillos, el fútbol le ha recompensado con un título mayor, campeón de la Premier con su equipo más modesto, el Leicester, decimoquinto presupuesto de la liga inglesa.

Ranieri nunca ha pasado desapercibido por los clubes donde ha participado, siempre ha dejado su sello, y los jugadores le recuerdan con cariño: “Es un caballero; no se complica en cuestiones tácticas y es muy bueno en el aspecto emotivo; si hay alguna crisis, la soluciona con una sonrisa”, dijo un ex futbolista del Valencia. En Leicester ha regalado una temporada para la historia cargada de hitos pero también de anécdotas que nunca olvidarán.

La primera, nada más llegar, en su primera charla con el presidente, que le mostró lo extremadamente importante que era para el club mantenerse en la Premier, a lo que Ranieri le contestó sin dudar que lo conseguirían. Invitó a sus jugadores a comer pizza por dejar en un partido ante el Crystal Palace su portería a cero. Pero lo que no sabían Vardy, Mahrez y compañía es que las pizzas, las iban a preparar ellas en una pizzería de la ciudad. En la fiesta de cumpleaños de uno de sus laterales, el austríaco Fuchs, todos se sorprendieron de que apareciese y no se molestase por su bebían una o dos copas de vino en la fiesta. Y es que desde el primer día que los vio entrenar, Ranieri confió en sus jugadores, pensó que tenía una buena plantilla a la que le ha sacado más de lo que nadie podía imaginar jamás, incluso les frenaba en los entrenamientos: Kante, no puede correr tanto; un día vas a centrar y rematar el balón que has centrado”

El técnico romano ha sido original hasta para no ver el partido que le dio el pasado lunes el mayor título de su historia. Se encontraba en Italia, con su madre de 96 años que no podía estar más orgullosa de su hijo: “Nos han llegado muchas felicitaciones, mi hijo es ahora el rey de Inglaterra”, decía.

Pero Ranieri tiene ante sí uno de los retos más difíciles, convencer a sus jugadores de que no abandonen el equipo a final de temporada. No quiere grandes nombres en la plantilla para competir en la Champions, quiere a los suyos, a los que le han hecho campeón, los jugadores en los que confió desde el pasado 13 de julio.

 

 
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