Amaia Salamanca, de mujer inexperta y reprimida a superviviente en 'La Embajada'
Charlamos en exclusiva con la actriz, que interpreta a Fátima en la serie de Antena 3
Madrid
Su participación en Velvet causó furor y Bambú Producciones no iba a dejar escapar tan fácilmente a la actriz que tantas alegrías le dio en Gran Hotel. Después de acaparar el rol protagónico en la serie de época, la productora ha vuelto a apostar una vez más por Amaia Salamanca como uno de los personajes clave de La Embajada, ficción en la que ejerce de femme fatale y uno de los papeles más agradables de la última apuesta de Antena 3.
Muchos son los que reclaman que la actriz vuelva a las Galerías Velvet para encarnar una vez más a Bárbara. Sin embargo, Amaia se muestra muy receptiva a una posible segunda temporada de La Embajada o involucrarse en algún proyecto internacional como La chica del cable. Eso sí, Amaia no se pone metas. Su carrera profesional va creciendo a pasos agigantados y dentro de poco va a ser una recurrente en el cine español.
En Cadena SER hemos tenido la posibilidad de charlar en exclusiva con ella y la verdad es que la actriz tiene las ideas muy claras respecto a La Embajada y respecto a sus objetivos en el complicado mundo de la interpretación.
¿Cómo estás afrontando este nuevo proyecto televisivo?
Bien. Estamos ya a mitad de temporada, todavía seguimos trabajando, que nos quedan como tres semana más o menos para hacer los últimos capítulos. Y la verdad que con la ilusión del primer día.
¿Qué has tenido que hacer por primera vez en 'La Embajada' que no hayas hecho en otras series?
Lo más destacable es la relación de pareja que tengo con el personaje de Raúl Arévalo, en la que tenemos un pacto por el cual podemos tener nuestra vida fuera del matrimonio. Mientras que nosotros sigamos siendo un equipo a la hora de vivir bien, conseguir información, porque nos conviene, luego cada uno puede hacer fuera lo que quiera. Nunca había hecho un papel así porque las últimas series en las que he estado eran de época y era todo lo contrario. Me tocaba hacer de mujer un poco reprimida.
Primero en 'Velvet' y ahora en 'La Embajada'. No te libras de las pelucas…
Les he cogido el gusto (Risas). Me resulta más cómodo trabajar con pelucas porque puedo seguir manteniendo mi look sin que la serie te condicione. En este caso lo hemos hecho porque veíamos al personaje así. Tanto en 'Velvet' como en 'La Embajada', hay unas pruebas previas de peluquería, vestuario y maquillaje… pruebas con pelucas, pruebas con tu propio pelo. Como mi pelo es muy parecido al de Belén Rueda querían que se nos distinguiera bien.
En 'La Embajada' vuelves a acaparar el rol de “arpía”… ¿te sientes más cómoda con este tipo de papeles?
No creo que sea mala, Fátima solo vive así su relación de pareja por cosas que le han ido pasado durante su vida. Nadie es malo por naturaleza y ella es una superviviente.
La corrupción es un tema de actualidad y uno de los planteamientos clave de 'La Embajada'. ¿Es peor en la ficción en la realidad?
Cada vez vemos más cosas en las noticias y parece que si tiras del hilo todavía van a salir más. Nosotros tratamos simplemente un trocito que es ficción y que además está adornado con otras tramas de amor y sexo. En cuanto a las tramas de corrupción no tenemos ni idea de hasta donde pueden llegar las de verdad, pero siempre se dice que la realidad supera a la ficción…
Desde su estreno, 'La Embajada' ha experimentado una preocupante tendencia a la baja ¿Esperabas una mayor acogida de la serie?
Sí que es verdad que al principio teníamos muchísimas esperanzas puestas en 'La Embajada'. Queríamos que fuera algo distinto a lo que se había hecho hasta el momento, y en ese aspecto reo que lo hemos conseguido porque sí que hay algo distinto.
De haber segunda temporada, ¿te gustaría estar en ella?
Cuando haces una temporada te apetece seguir, pero tampoco depende de nosotros. Depende de las cadenas, las productoras y del público. Así que estamos a la espera…
¿Tienes las puertas abiertas de las Galerías Velvet?
Imagino que sí. Teresa Fdez-Valdés [responsable de Bambú Producciones] me dijo que cuando quisiera hacer un cameo en 'Velvet' con Bárbara que ahí estaba la posibilidad. Además Bárbara es uno de los personajes con los que más me he divertido.
¿Qué echas de menos de 'Velvet'?
Echo mucho de menos a mis compañeros. En 'La Embajada' son fantásticos, pero justamente en 'Velvet' siempre rodaba las secuencias con Manuela Velasco, Diego Martín y Miriam Giovanelli, teníamos un pequeño grupito. Había muy buena relación.
¿Crees que Bambú Producciones sigue en la cima o su estrella se está apagando?
Me parece que Bambú es una buenísima productora, siempre lo ha demostrado y siempre le ha gustado arriesgar. Tiene muchos proyectos y no paran y me parece una productora de referencia.
¿Te apetecería involucrarte en un proyecto internacional como 'La chica del cable'?
Por supuesto. Siempre que hay proyectos internaciones te llaman más la atención porque sabes que vas a tener espectadores fuera de España. Nosotros ya lo hemos vivido con 'Gran Hotel', que también se ha emitido en Netflix, y hay mucha gente por Latinoamérica que la ha visto y le ha gustado mucho.
De una forma u otra, tu carrera ha estado siempre vinculada a la de Miguel Ángel Silvestre. ¿Cómo estás viviendo todo el éxito que está cosechando en todo el mundo con 'Sense8'?
Me alegro que mis inicios fueran Miguel Ángel. He vuelto a coincidir con él en 'Velvet' y es una persona que me encanta lo que hace, se lo curra un montón, está llegando lejos y me alegro mucho por él.
Has pasado de ser hija de… a madre de…
El tiempo va pasando, vas evolucionando y van confiando en ti de una u otra manera. Considero que antes era mucho más inexperta que ahora, que todavía sigo siendo inexperta y me queda mucho por aprender.
¿Recuerdas con cierta nostalgia 'SMS (Sin miedo a soñar)'?
Fue la primera serie que hice, conocí a muchos actores que están trabajando un montón, como Mario Casas, Yon González, María Castro… Tengo muy buen recuerdo de SMS.
En estos momentos, ¿qué objetivo te marcas como actriz?
Me considero muy afortunada por cómo han ido sucediendo las cosas, por cómo he ido trabajando, uniendo unos proyectos con otros y además he seguido trabajando estando embarazada. Me gustaría seguir trabajando con papeles nuevos y distintos, pero no me pongo una meta porque cuando te la pones y llegas es como ‘¿qué me queda?’. Hay que disfrutar por el camino.