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Un concierto de piano en el Ártico para pedir su protección

Ludovico Einaudi toca un piano de cola sobre una plataforma flotante en mitad de ese océano frente al glaciar Wahlenbergbreen, en Svalbard (Noruega)

Madrid

El compositor y pianista italiano Ludovico Einaudi ha viajado al Ártico a bordo del barco de Greenpeace Arctic Sunrise, coincidiendo con el comienzo en Tenerife de una importante cita para el futuro del Ártico, ya que esta semana se reúne la Comisión Ospar (Comisión internacional para la protección del medio marino del Atlántico Noreste), que podría asegurar la creación de la primera zona protegida en aguas internacionales del océano Ártico.

En medio de las gélidas aguas, Einaudi interpretó la pieza Elegy for the Arctic (Elegía por el Ártico), inspirada en la belleza de este océano y en las amenazas a las que se enfrenta. Ante la ausencia de hielo sobre el mar en el lugar donde estaba prevista la actuación, debido a su retroceso por el cambio climático, la organización construyó una plataforma de 2,6x10 metros para esta acción, que simula un iceberg elaborado con más 300 triángulos de madera unidos entre sí con un peso total de casi dos toneladas. Sobre él, Greenpeace colocó el piano de cola, que ha viajado desde su fábrica en Alemania hasta el Ártico dentro de la bodega del Arctic Sunrise.

"Estar aquí ha sido una gran experiencia. He podido ver la pureza y fragilidad de este área con mis propios ojos e interpretar una canción que compuse en el mejor escenario del mundo", explicó Einaudi desde el Arctic Sunrise, antes de añadir: “Es importante que entendamos la importancia del Ártico, parar su proceso de destrucción y protegerlo”.

Un concierto de piano en el Ártico para pedir su protección

Reunión en Tenerife

Por otro lado la Comisión Ospar se reúne desde este lunes hasta el próximo viernes en Tenerife, donde decidirá sobre la creación de un área protegida en las aguas internacionales del Ártico sobre las que tiene competencia, un área que equivale a la extensión del Reino Unido y que supondría alrededor del 10% de la zona que Greenpeace pide sea declarada Santuario Ártico. La decisión se debe tomar tras el reconocimiento del comité científico de Ospar de que hay suficientes evidencias del alto valor ecológico de esta región y de que existe un grave proceso de deshielo debido al cambio climático con la consiguiente afección a los recursos naturales.

"A pesar de que casi ocho millones de personas están reclamando un Santuario en el Ártico, Greenpeace ve con preocupación que la Comisión Ospar pueda ceder ante las presiones de Noruega, Dinamarca e Islandia. Estos tres países se oponen a que este Convenio, el único con potestad para proteger una parte de las aguas internacionales del Ártico, reconozca su valor ambiental y proceda a su protección”, manifestó desde el Ártico Elvira Jiménez, portavoz de Greenpeace.

La organización subraya que el Ártico es el océano menos protegido y sus aguas internacionales, cada vez más accesibles debido al deshielo, pese a lo cual están “en el punto de mira de las multinacionales del petróleo, la pesca y el transporte marítimo”. “El desconocimiento y la lejanía del problema lo hace más vulnerable. El océano Ártico es el protagonista de uno de los mayores desastres ecológicos actuales, la pérdida constante del volumen de hielo marino, causada por el incremento de las temperaturas. No sólo pone en riesgo su rica biodiversidad, sino que, además, tiene un impacto directo en el resto del planeta, como demuestra el reciente informe publicado por la organización Lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico. En él se vincula el deterioro del océano Ártico por el cambio climático con los fenómenos extremos cada vez más presentes en el hemisferio norte como las inundaciones, las ‘supertormentas’ o las sequías”, concluyó.

 
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