La ruta vuelve a ser quetzal
Madrid
Joaquín se para y pregunta: “¿Son ustedes de la Quetzal?”. Es ecuatoriano, expedicionario del’89 y desde ese año lleva el gorro oficial de la Ruta en todos sus viajes. Busca a Iñigo, el hijo de Miguel de la Quadra-Salcedo con el que compartió viaje por el Orinoco. Le da el pésame por la muerte de su padre y pregunta por Rocío. Ella ya no es monitora, ahora es la jefa de prensa y la mujer que – siempre con una sonrisa – organiza un viaje largo y complicado. Esta escena ha tenido lugar en el aparcamiento de las ruinas de Tulum, pero a lo largo de este viaje muchos ex ruteros han recorrido kilómetros para saludar a la expedición que afrontaba una edición difícil: la primera sin Miguel y la última con patrocinio del BBVA. En Campeche, se acercaron Aura y Víctor - dos amigos que no se veían desde el '90 -, hasta ruinas mayas se desplazaron expedicionarias con sus hijos, y en el aeropuerto una trabajadora quiso contar que su marido, nacido en Palma de Mallorca y afincado en Cancún, también fue un quetzal. Todos coindicen: la ruta te cambia la vida. Y querían que todos lo supieran.
Adiós América
La expedición se despide de su etapa americana en Cancún. La última visita en Tulum ha sido la prueba del nueve para comprobar que esta experiencia es una oportunidad al alcance de muy pocos. Tulum tiene una playa de arena blanca y agua cristalina desde la que se ven ruinas mayas. Los turistas las recorren con sus pulseras de “todo incluído”, hay mexicanos disfrazados de mayas para hacerse una foto a cambio de unos pesos y las tiendas de souvernirs son grandes y luminosas. Hay incluso un Starbucks. En las dos semanas anteriores, los expedicionarios no vieron nada de eso, porque vivían una experiencia al margen del turismo de masas y convencional.
La cena de despedida tuvo cierto aire de nostalgia entre los más veteranos de la organización. La ruta encara la recta final de esta edición 2016, pero afronta el escenario más difícil de su larga historia. Es la hora de buscar nuevo patrocinador y encarar un proyecto sin el carisma de Miguel de la Quadra-Salcedo. Andrés Ciudad, subdirector de la expedición, reconoce que el futuro inmediato está en el aire. La Ruta fue concebida en 1979 con el apoyo e impulso del Rey Juan Carlos I y cuando el BBVA decidió retirar el patrocinio se informó a Felipe VI. Termina la relación de colaboración, pero en el equipo de la Ruta Quetzal hay únicamente palabras de gratitud hacia una entidad que apoyó con un millón y medio de euros cada expedición. La marca Quetzal está en manos del banco, pero está dispuesto a ceder el nombre siempre que haya detrás un proyecto solvente. Nadie da por perdida la batalla: "No tengo ninguna intención de dejar que la obra que comenzó mi padre en 1979 se acabe en 2016", dice contundente Íñigo de la Quadra-Salcedo y advierte de que se "dejará la piel, si hace falta". De momento, no descartan que no haya edición 2017, si es necesario un parón para preparar el futuro.
La Ruta hará a partir de ahora honor a su nombre. El quetzal es un ave que no puede vivir en cautividad, que vuela alto y libre. De los veteranos de este proyecto y de que un patrocinador entienda el proyecto depende que la Ruta siga siendo un quetzal, pero sin correr el riesgo de extinguirse.
Marisol Rojas
Trabaja en la Cadena Ser desde 2007. Empezó madrugando en Hoy por Hoy y ahora trasnocha en Hora 25....