'El gran apagón', la serie que se escucha
La ficción sonora que Podium Podcast presentó el 8 de junio cierra la primera temporada desde el puesto número uno en iTunes y en su primer mes ha tenido más de 150.000 escuchas
Madrid
Termina la primera temporada de El gran apagón. Pero, no os preocupéis, que no vamos a desvelar nada de lo que ocurre en el episodio final.
La ficción sonora que Podium Podcast presentó el 8 de junio cierra la primera temporada desde el puesto número uno en iTunes y en su primer mes ha tenido más de 150.000 escuchas.
Ana Alonso, directora de El Gran Apagón, explica en una entrevista para Podium Podcast que "las ficciones sonoras son similares a los libros leídos". Sustituyen a esa voz que surge en la cabeza cuando lees. Lo interpretan de tal manera que hasta tienen una voz diferente a la nuestra, una voz igual no muy definida, pero que pronuncia cada palabra, cada acento, cada signo de exclamación como un actor de cine o de teatro. Las voces de Miguel Rellán, Juanra Bonet, Irene Escolar, Tina Sáinz, Nacho Fresneda o Nancho Novo han sido, durante estos ocho episodios, nuestros lectores particulares en la completa oscuridad.
Con cada episodio de Miguel Rellán y Juanra Bonet nos ha entrado el miedo de la conspiración. Buscábamos culpables por todos los lados: ¿Por qué el 13 de abril de 2018? ¿Va a pasar algo ese día? ¿El gobierno español podría saber ahora mismo que se va a producir una tormenta solar y no nos está informando de ello? Entrábamos en la página de la NASA para asegurarnos de que ese día no íbamos a morir pero que, quizás, nos teníamos que poner protección solar.
Al escuchar los episodios con Nancho Novo y Adriana Navarro (Daniel y Xiana Blanco) podíamos sentir la piel pegajosa de la humedad de la costa gallega. El olor a mar. El vacío de estar aislados sin luz y sin agua. Se nos encogieron los dedos de los pies cuando oímos al camión de Nacho Novo llegar. Y cuando entró en la casa y... bueno, ya sabéis; y si no, escuchad El Rescate.
Pasamos verdadero terror en Colombia, nos sentíamos como unos espías en el Museo del Prado. Éramos uno más de los afectados por el gran apagón y, en realidad, queríamos quedarnos siempre en la oscuridad.