El Supremo reitera los límites a la libertad de expresión en las fuerzas armadas

Madrid

Una sentencia del Supremo confirmando la sanción a un agente de la Guardia Civil por no cumplir las órdenes ha vuelto a recordar las limitaciones que esta libertad publica tiene entre los militares y mucho más cuando se encuentran de servicio.

El agente, destinado en la localidad gaditana de Arcos de la Frontera, decidió realizar “acotaciones al dorso” en las órdenes por escrito que recibía. No parecía estar de acuerdo con las funciones que le eran asignadas.

Un problema que fue a más en el puesto principal de la Guardia Civil de ese municipio andaluz y que ha acabado en el Tribunal Supremo. Y ha acabado con condena y con la estrategia de defensa del agente hecha pedazos.

El sancionado alegaba, entre otras cosas, que se había afectado su derecho a la libertad de expresión al no permitirle poner en cuestión -y por escrito- las órdenes de un superior.

En este punto los magistrados han sido demoledores :“Esta Sala ha venido reiteradamente señalando, de acuerdo con la línea marcada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y por nuestro Tribunal Constitucional, que en el ámbito militar el derecho a la libertad de expresión que se recoge en el artículo 20.1º a) de la Constitución, no solo se encuentra afectado por las limitaciones generales aplicables a todos los ciudadanos, sino también por las limitaciones específicas propias previstas para la función castrense”.

La principal razón de la sanción es que puso en cuestión la orden de realizar los controles de entrada y salida del acuartelamiento. Por tanto, puso en cuestión el Principio de Jerarquía, base del estamento castrense.