El último adiós a Michael Phelps, el mejor nadador de la historia se retira
El deportista más laureado en la historia de los Juegos Olímpicos se despide con un nuevo oro
Escondido bajo la capucha de su abrigo, con una toalla blanca rodeando su cuello, las gafas acomodadas sobre la frente y unos cascos de enormes dimensiones cubriendo sus orejas compareció por última vez en el escenario de sus logros más recientes el nadador norteamericano.
En Brasil completó Phelps su historial olímpico, con una inalcanzable cifra de 28 preseas (23 de oro, 3 de plata y 2 de bronce). Seis de ellas las mordió en los últimos días en la ciudad carioca. Venció en 200 mariposa, 200 estilos y los relevos 4x100 y 4x200 libre y 4x100 estilos. Solo 'falló' en la final de los 100 mariposa. Su admirador Joseph Schooling (Singapur) alcanzó la pared antes que él y le obligó a conformarse con el subcampeonato.
En la previa de la jornada que cerró la competición de natación en la ciudad carioca, sin embargo, Michael Phelps había advertido de que estaba "preparado" para escribir de ese modo el capítulo final de su carrera. "Todo el mundo me pregunta si seguiré. ¡No! Me quedo como estoy. No quiero nadar más. Volví para despedirme y estoy contento con esta despedida", expuso.
Entonces no sabía que le quedaba un oro más que agregar a sus conquistas. Fue en el relevo 4x100 estilos, junto a sus compatriotas Ryan Murphy, Cody Miller y Adrian Nathan. Phelps fue el responsable de completar la tercera posta y con ella contribuyó a poner la rúbrica a un nuevo récord olímpico, con un crono final de 3:27.95.
Después, abandonó la piscina sumido en la emoción de quien tiene que decir adiós. Sentimientos similares experimentaron en la grada sus familiares mientras su hijo, el pequeño Boomer, permanecía ajeno a la despedida en brazos de su madre.
"Ya estoy listo para retirarme", había anunciado un día antes. Lo hizo hoy, convertido en leyenda, minutos después de que el relevo femenino estadounidense dominara igualmente el 4x100 estilos. Esa medalla supuso el oro número 1.000 en la historia olímpica de Estados Unidos. La de Phelps, en consecuencia, fue la 1.001. Se la ofreció al público anfitrión pasadas las 00.10 hora local tras una impaciente espera amenizada con música desde la megafonía. Los aficionados, sin embargo, reclamaron con pitos la presencia de Phelps. A él le tenían reservada la gran ovación de la noche. Emocionado siguió el nadador la ceremonia de entrega de su última medalla. Un oro para la historia de los Juegos Olímpicos.
Después se sucedieron los vítores, los aplausos, las fotos y el paseo con una gran bandera donde se leía: "Thank you, Rio!". "Gracias, Phelps", le correspondió el olimpismo.