La nueva sensacion política en Japón

Madrid

Solo se la conoce por un nombre. Renho. No tiene apellidos visibles para su campaña política aunque su apellido es Murata, y esta semana ha sido elegida como la primera mujer al frente de uno de los principales partidos políticos en Japón, el Partido Democrático que lidera la oposición en el parlamento del país del sol naciente.

Es una periodista reconvertida a política y miembro de la Cámara de Consejeros de la Dieta de Japón. Tiene 48 años y esta considerada todo un ícono femenino.

Es una mujer culta, sobradamente preparada y que cuenta con apoyos económicos suficientes para llegar a ser primera ministra de este país. En Japón, los candidatos políticos tienen que pagarse de su bolsillo una extensa y cara campaña electoral. Además, el apoyo que reciben del partido es mínimo comparado con los gastos que conlleva una campaña.

El nombramiento de Renho no ha estado exento de controversia. La polémica se inició al acusarla de haber mentido sobre si seguía siendo ciudadana taiwanesa o no. Su mezcla de razas viene porque tiene un progenitor, su padre japonés y su madre es taiwanesa.

En Japón solo el 2,5 % de los recién nacidos son de raza mixta y no está permitida la doble nacionalidad, dado que a los 22 años deben elegir con cual se quedan. Ella ha explicado que pensó que su padre había rechazado su ciudadanía taiwanesa en su nombre cuando tenía 17 años, y que ese proceso se realizó ante la legación diplomática taiwanesa en Japón y que se habría producido en mandarín.

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Como ella no entendía el dialecto no supo exactamente en que consistió y tampoco se molestó en confirmarlo años después. Así que en plena campaña para el liderazgo del partido salió a la luz que seguía teniendo nacionalidad taiwanesa.

Ha perdido perdón públicamente y ha solicitado que le sea revocado, pero la controversia ha seguido tras ella como un problema en su carrera política. Aunque sus detractores dicen que no es por el asunto de su nacionalidad, sino porque ha mentido al respecto. Ella asegura que se trató de un error y no de una mentira. ¿Está Japón preparado para afrontar un líder que no sea japonés puro?

Su aspecto exótico ha sido aplaudido por la industria del entretenimiento y se ha convertido en una especie de fetiche para muchos. Pero esa adoración puede convertirse en un prejuicio violento en cuestión de segundos si violas los códigos sociales.

Tiene un buen discurso, un buen argumentado y una mejor puesta en escena. Se ha opuesto a los planes del primer ministro actual, Shinzo Abe, de reformar la constitución y asegura que “hará todo lo que pueda para proteger el artículo 9 que define a Japón como una nación pacifista".