Tres ataques en dos días cuestionan a las fuerzas de seguridad en EEUU

Este sábado, una semana después de los actos conmemorativos por el decimoquinto aniversario del 11-S, un artefacto explotó en el centro de Nueva York hiriendo a 29 personas. Cerca del lugar, más tarde se halló otro que no llegó a estallar. Al principio, la policía no se precipitó lanzando hipótesis sobre la autoría pero a las pocas horas, y pese a reconocer que no estaban seguros ni de la autoría ni de la motivación del ataque, el alcalde de la ciudad y las autoridades policiales responsables de la investigación, afirmaron que se trataba de «un acto de terrorismo». Sin embargo, el gobernador del Estado de Nueva York Andrew Cuomo, aunque también tilda el suceso de acto terrorista, ha afirmado que no se ha descubierto ningún vínculo con el terrorismo internacional. La agencia de noticias Amaq, adscrita a Dáesh, confirmó en la noche del sábado al domingo, que el hombre que apuñaló a nueve personas en un centro comercial del estado de Minesota, es un «soldado» de ISIS, que actuó en represalia por las muertes de miembros del grupo en Oriente Medio a manos de la coalición militar en la que participan soldados estadounidenses. El FBI investiga lo que considera un «acto potencial de terrorismo», pero aún no ha podido ratificar que el sospechoso, que murió tiroteado por un policía, pertenezca a una organización terrorista. La policía de Nueva Jersey ha hecho estallar en la madrugada de este domingo, cinco artefactos que se hallaban en una mochila cerca de la estación ferroviaria de la localidad de Elizabeth. Nadie ha resultado herido en la detonación, y se ha confirmado que el material encontrado en la mochila había sido elaborado de manera casera. En apenas nueve meses, Estados Unidos ha padecido al menos dos ataques muy parecidos a los que han tenido lugar este fin de semana. El pasado diciembre, en la ciudad californiana de San Bernardino, una pareja asesinó a tiros a 14 personas que se encontraban en un centro de rehabilitación para discapacitados. Seis meses después, un hombre mató también con un arma de fuego a medio centenar de personas en un bar de Orlando (Florida). Este ataque fue el peor tiroteo múltiple de la historia del país. Dáesh reivindicó la autoría pero nunca se encontraron vínculos determinantes entre el grupo terrorista y el ataque, por lo que no se descartó que se tratara de un crimen de odio, ya que el bar se trataba de un local al que acudían miembros de la comunidad gay de la ciudad.

Tres ataques en dos días cuestionan a las fuerzas de seguridad en EEUU

Los investigadores aún no han conseguido establecer vínculos entre los ataques, ni confirmar si grupos terroristas internacionales tienen algo que ver con su autoría

Estos atentados guardan parecidos con las masacres de San Bernardino y el pub de Orlando

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