Ocio y cultura

"The Rolling Stones pueden hacer cosas que el Gobierno no puede"

Más de cincuenta años sin su música, un país que escuchaba de forma clandestina temas tan míticos como 'Satisfaction' o 'Sympathy for the devil'

Ahora, regresan con un documental que recoge su concierto del 25 de marzo bajo la luna de La Habana: 'Havana Moon', que se estrena y solo se emite este 23 de septiembre

'Havana Moon', el documental que recoge la actuación de Los Rolling en La Habana, más de 50 años después de que su música se censurase / Youtube

Madrid

Anochece en La Habana mientras suena All down the line. El atardecer oscurece la ciudad y las luces del espectáculo comienzan a aparecer. Pancartas con la lengua más importante de la música, manos alzando los cuernos del rock y más de un millón de personas expectantes. Se enfundan su americana roja, blanca y negra uno, su bomber negra y beige otro, de azul eléctrico el tercero y de blanco el último. Son cuatro y están a punto de hacer historia.

The Rolling Stones llagaron un 25 de marzo a la capital de la República de Cuba para cambiar la historia. Más de 50 años después de que su música fuese censurada en el país de Castro, los gritos, los movimientos de cabeza y el sonido de las guitarras eléctricas regresan en un documental dirigido por Paul Dugdale, Havana Moon. Quizá sea ese factor, el que consigue que al prohibirse algo, se desee más.

"The Rolling Stones pueden hacer cosas que el Gobierno no puede (…) Tú puedes conmover a la gente con tu show. Estoy muy contento de haber estado en Cuba y ver a las personas rocking out", señala Keith Richards. Junto a Mick Jagger, Ronnie Wood y Charlie Watts, Los Rolling han vuelto a hacer lo imposible.

Bajo la luna de La Habana. Un pasaporte y una gran bandera de Cuba. Más de 7.000 kilómetros recorridos y la magia del espectáculo. Jagger tiene claro el momento más mágico del tour Olé cuando llegó a Cuba. "Yo diría que el momento en el que aparecimos en el escenario por primera vez y vimos todo. Cuando se encendieron las luces… Sentí la paz que traían", asegura. Por su parte, Wood bromea con la brisa del mar y su camino al recinto. "Iba por el mar y veía a la gente sonriendo, feliz y satisfecha. El tour no podía haber tenido mejor final", afirma.

FOTOGALERÍA | The Rolling Stones hacen historia más de cincuenta años después en Cuba

FOTOGALERÍA | The Rolling Stones hacen historia más de cincuenta años después en Cuba

Comienzan a sonar los acordes. Jumpin’ Jack Flash inaugura el momento. Los espectadores miran al cielo, como agradeciendo a quien creen que hayan traído hasta su país a quienes cambiaron el mundo del rock. Keith, Ronnie y Charlie salen, Mike aguanta entre bastidores, pero llega el momento. Las eléctricas suenan, el espectáculo ha comenzado. Un concierto gratuito y 1,2 millones de espectadores.

Como ellos mismos predican, Its only rock and roll (but I like it). Jagger incansable con su movimiento inimitable. "Los increíbles talentos que hay dispersos por el escenario", afirma Wood. "Mi mayor sorpresa puede que sea que estoy muriendo dedicándome a lo que siempre hice", asegura Richards.

Se suaviza la música, un sutil bajo y el coro de voces negras dan paso a un sensual Mike poniendo voz a Out of control. Se quita la americana y con camisa de seda rojo carmín conecta con el público con sus eléctricos movimientos. La guitarra de Richards brilla en el escenario y se une la armónica de Mike.

"Sabemos que años atrás era difícil escuchar esta música aquí en Cuba, pero aquí estamos, tocando para ustedes. Pienso que los tiempos están cambiando. ¿Es verdad no?", pregunta el cantante al público. En ese momento, "para los románticos" suena Angie. Se encienden las pantallas de los móviles, que sustituyen a los mecheros de anteriores épocas. Le siguen míticos acordes de Paint it black, Honky tonk Women, Before They make me run, hasta que Richards coge la guitarra acústica y él solo crea la atmósfera del blues con You got the silver. Después, Gimme Shelter. Un Mike plateado junto a un Keith con estrellas. La increíble voz de la vocalista, la raza negra en un sonido, una voz, Sasha Allen a dúo con Mr. Jagger.

Quizá uno de los momentos más memorables de encuentro lo pondría Sympathy for the devil. El escenario se tiñe de rojo infierno, los flecos componen una larga capa que cubre a Jagger. Keith y su guitarra, su guitarra y Keith, es la escena de amor por excelencia.

El colofón llega con quien no podía faltar. Con la rebeldía y la declaración de intenciones más emblemática, con Satisfaction. Han conseguido romper con las reglas y llevar al otro lado del Atlántico la pasión e insustituible rock de Los Rolling más de cinco décadas después. Se despiden, con reverencias y el abrazo final entre Keith y Charlie, como queriendo decir: "lo hemos conseguido".

 
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