La historia de Israel encarnada
Simon Peres ostentó prácticamente todos los cargos posibles en el Estado de Israel
Jerusalén
Contar la vida de Simon Peres es desgranar la historia de Israel con sus logros, derrotas, contradicciones y anhelos desde la creación del Estado en 1948. Desde aquel momento y hasta 2014, cuando dejó la presidencia, Peres ha sido una figura omnipresente en la vida política nacional.
"No hay un solo capítulo de la historia del Estado de Israel en la que Simon no haya participado", decía tras conocer su muerte el actual presidente de Israel, Reuven Rivlin.
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Su hijo Jemi recordó este miércoles que su padre se dedicó en cuerpo y alma al Estado de Israel desde su fundación y hasta su último suspiro. "Mi padre solía decir que solo se es grande cuando la causa que se defiende es grande. Y su interés era únicamente servir al pueblo de Israel", ha explicado, emocionado.
Simon Peres batió un récord de cargos públicos. Ha sido prácticamente todo lo que se puede ser cuando se consagra la vida a la política: ministro, diputado, primer ministro y presidente. Pero también recolectó numerosas derrotas políticas a lo largo de su vida, lo cual le dio durante un cierto tiempo una reputación de "perdedor" en Israel. La última gran derrota es haber muerto sin ver la paz con los palestinos con sus propios ojos porque su desaparición ocurre en un momento en que las perspectivas de entendimiento son pocas y las negociaciones entre las partes, inexistentes.
Su casi 70 años de vida política tienen también sombras y contradicciones. Peres es considerado el "padre" del programa nuclear israelí y no siempre fue una persona que apostó por la paz con sus vecinos palestinos, participó en las guerras contra una coalición de países árabes en 1948, tras la creación del Estado, y contribuyó al establecimiento de las colonias en tierra palestina ocupada en los años 60 y 70.
"No hay alternativa a la paz. El objetivo es tener un Estado judío llamado Israel y un Estado árabe llamado Palestina, que no luchen entre ellos y vivan uno al lado del otro bajo las banderas de la amistad y la cooperación", dijo Peres en 2013.
Al ex presidente se le puede venerar o criticar pero es innegable que su figura inspiraba en los últimos años un respeto unánime y que su muerte significa un punto y aparte en la historia de Israel.
El hecho que marca su vida y su carrera política es la firma de los acuerdos de paz de Oslo en 1993, que fijaron las bases de un futuro Estado palestino que hasta hoy no ha logrado concretarse. Un año después junto con el entones primer ministro israelí Isaac Rabin y el líder palestino Yasser Arafat, recibía el premio Nobel de la Paz.
"Aún recuerdo lo feliz que estaba hace 23 años cuando firmó los acuerdos de Oslo en el jardín de la Casa Blanca, que abrían una esperanzadora era en las relaciones entre israelís y palestinos", declaró el ex presidente estadounidense Bill Clinton este miércoles en un comunicado.
Peres nació el 2 de agosto de 1923 en Wieszniev, entonces Polonia y Bielorrusia, bajo el apellido de Perski. Fue hijo de un comerciante y una bibliotecaria que le inculcó su amor por la lectura. Parte de la familia murió en el Holocausto pero Peres y sus padres se salvaron porque emigraron antes a la Palestina bajo mandato británico.
A los 25 años da sus primeros pasos en la vida política gracias a David Ben Gurion, fundador del Estado de Israel. Peres militó en el partido de centro-izquierda Mapai de Ben Gurion, gracias al cual entró en el Parlamento en 1959, y posteriormente fue uno de los pilares del partido laborista israelí. Al final, su figura estaba por encima de la derecha y la izquierda israelíes y en los últimos años de su vida política quiso ser sobre todo un contrapeso a la política del primer ministro Benjamin Nentayahu demasiado nacionalista y derechista a su gusto.
Políglota, viajero, pragmático, tenaz y extremadamente culto, Peres se codeaba con igual soltura con el Papa que con actrices como Sharon Stone. Bromeaba sobre el secreto de su energía y de su longevidad y aseguraba que hacía gimnasia todos los días y bebía un vaso de buen vino.
Hasta los últimos días de su vida no dejó de dar conferencias y de reunirse con líderes mundiales en el marco de su Centro Peres para la Paz a través del cual su familia quiere mantener vivo su legado.