'Una serie de catastróficas desdichas': tan acertada como innecesaria
Análisis de los primeros capítulos de la serie protagonizada por Neil Patrick Harris
Madrid
Stranger Things, The Crown, Black Mirror… Netflix puso el listón muy alto en 2016 con el estreno de estos títulos imprescindibles, una forma también de consagrar todavía más su marca internacional como principal plataforma 'in streaming'. Se espera mucho de este operador en los próximos 12 meses, pero para ser justos y, no hacer más larga tanta incertidumbre, hay que decir que no ha debutado en 2017 de la mejor forma posible, cayendo irremediablemente en Una serie de catastróficas desdichas.
Este es precisamente el título de su primera gran apuesta para este año. Aunque llega como idea original de Netflix, Una serie de catastróficas desdichas está basada en la adaptación literaria escrita por Daniel Handler, bajo el pseudónimo de Lemony Snicket. Concretamente, la ficción debuta 12 años después de que Brad Silberling llevase la historia a la gran pantalla con Jim Carrey como un villano sobresaliente.
Las comparaciones son odiosas, pero en este caso son prácticamente inevitables. En Cadena SER ya hemos visto los primeros capítulos del primer gran estreno de 2017 y estas son las conclusiones a las que hemos llegado:
- LA HISTORIA: La película de 2004 está basada en las primeras 3 novelas y la serie parece seguir los mismos pasos, al menos en el desarrollo inicial. Al haber sido concebida como serie de televisión, esta ficción tiene la oportunidad de recrearse en ciertos matices que la cinta, por razones obvias no podía. Esto permite a la serie profundizar en los personajes, sobre todo en los secundarios como la Jueza Strauss (Joan Cusack), dotando así a la trama de mucha más intensidad y logrando que el espectador empatice mejor con los diferentes roles.
- Pero en la historia también reside su talón de Aquiles. Una serie de catastróficas desdichas no va más allá y se conforma con las mismas directrices que la película. Y quien dice directrices, dice un desarrollo casi idéntico. Ya en el primer capítulo somos testigos de la recreación de secuencias prácticamente calcadas y diálogos sospechosamente parecidos. ¿Por qué no haberle dado una vuelta al magnífico universo creado por Lemony Snicket?
- LOS ACTORES: El reparto ha ido con los deberes bien aprendidos y, por tanto, las interpretaciones están a la altura de las circunstancias. Neil Patrick Harris se sale como el malvado conde Olaf, los huérfanos están bien ejecutados por el trío benjamín de la serie e, irremediablemente, querrás ser adoptado por la jueza Strauss, interpretada por la maravillosa Joan Cusack.
- LA ESTÉTICA: A priori, uno de los retos más complicados. Sin embargo, aunque sea todavía una plataforma joven, Netflix ha demostrado de sobra que domina a la perfección la producción de sus proyectos. No falta detalle en Una serie de catastróficas desdichas. El operador consigue deleitarnos con una experiencia visual extraordinaria, obteniendo esa atmosfera edulcorada, y al mismo tiempo sombría, tan necesaria en esta historia.
- Así es ‘Una serie de catastróficas desdichas’