El Supremo condena a 20 años de cárcel a los tres autores de un asesinato de hace quince años en Gavà
El alto tribunal confirma la pena impuesta por la Audiencia Provincial de Barcelona a tres hombres detenidos en 2013 por un asesinato cometido once años antes: el ADN de una colilla fue clave para su arresto
Madrid
El 30 de abril de 2002, tres hombres entraron en un bloque de apartamentos abandonados de la localidad barcelonesa de Gavà, maniataron a un hombre y le torturaron y asesinaron. Once años después fueron detenidos en Francia y Alemania, delatados por el rastro de ADN de una colilla que uno de ellos había dejado en la escalera de la casa. Hace unos días, casi quince años después del asesinato, el Tribunal Supremo ha dado carpetazo a este crimen, confirmando la condena de veinte años y un día de cárcel impuesta a cada uno de los tres asesinos.
En una sentencia a la que ha tenido acceso la Cadena SER, los jueces de lo penal del Tribunal Supremo confirman la condena que les fue impuesta por la Audiencia Provincial de Barcelona después de ser detenidos y sometidos a juicio ante un tribunal del jurado: veinte años y un día de prisión a cada uno por un delito de asesinato con ensañamiento y alevosía, además de a indemnizar con 35.000 euros a la sobrina de la víctima.
El cadáver maniatado y con signos de tortura del hombre fue encontrado por dos personas en mayo de 2002 pero los culpables no fueron detenidos hasta enero de 2013: la policía española puso a disposición de las autoridades francesas las pruebas de ADN que encontraron en el piso, entre ellas en una colilla tirada en la escalera y huellas dactilares en varios cuadros y en un vaso, además de más ADN bajo las uñas de la víctima.
La policía francesa terminó identificando a un preso en una cárcel del país galo como uno de los sospechosos, y terminaron dando con los otros dos, los tres de nacionalidad rumana y dos de ellos hermanos. Se sentaron en el banquillo en 2015 y acaban de recibir la condena en firme por estos hechos.
Robo o encargo
La sentencia describe cómo entraron en el apartamento de un bloque abandonado y atacaron al hombre, que a su vez estaba inmerso en un proceso de desahucio. Le ataron, le torturaron y terminaron con su vida “aumentando inhumanamente el sufrimiento” de la víctima, pero no despejan una duda: por qué lo hicieron.
En su momento, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña justificó que el desconocimiento del móvil del crimen no desvirtuaba la acusación contra ellos, asegurando que podría ser un robo, teniendo en cuenta cómo quedó el apartamento, o incluso deja abierta la puerta a que actuasen como sicarios: “La contratación de terceros para acabar con la vida del ocupante-precarista, con la finalidad de rentabilizar una inversión económica”, contemplando también la combinación de ambas o incluso una distinta.