El Cervantes prueba la innovación
Mayor presupuesto e independencia son dos de los deseos del nuevo director del Cervantes que aspira también a lograr que la institución sea más iberoamericana y ayude a difundir la cultura en catalán, gallego y vasco
Madrid
Juan Manuel Bonet llega al Instituto Cervantes con una idea clara de lo que pretende hacer. Acumula cinco años de experiencia en el centro de Paris por lo que conoce con cierta precisión los mecanismos de funcionamiento de una institución que acaba de celebrar sus bodas de plata. El mismo lo ha vuelto a reconocer durante su toma de posesión. “No seré rupturista, pero sí lo más innovador que sepa serlo”, asegura.
Su carta de intenciones básica incluye dos puntos esenciales para que el Cervantes levante vuelo. Por un lado, requiere más inversión tras perder en los últimos 8 presupuestos casi el 29% de los ingresos del Estado para evitar “los milagros cotidianos” que el Instituto ha tenido que vivir entre “estrecheces”.
Además, y esta quizás sea su asignatura “troncal”, desea más autonomía para la institución que dirige. Y para que no haya posible malinterpretación, Bonet toma la palabra al ministro Méndez de Vigo que acumula promesas que aún debe demostrar que se cumplen. Y esas palabras, citadas de manera textual por Bonet son: “más autonomía respecto a los vaivenes políticos”.
En la innovación que pretende, ofrece algunas ideas que el Cervantes deberá desarrollar. Propone la creación de una tribuna del hispanismo con la que “incrementar el reconocimiento de la labor de los hispanistas”. Anuncia la exploración de “vías de colaboración inéditas con museos y fundaciones, con entidades de gestión, con editoriales, con el mundo de la gastronomía –la gastronomía también es cultura- o de la moda”. Recuerda casi todos los campos de la creación (se olvida del teatro) para incluirlos en el trabajo diario. Invita a “definir” un plan de choque cultural “con la excelencia como meta”. Y pregunta si no sería razonable ofrecer clases de español “en ciudades con tanta demanda al respecto, con tanta población flotante extranjera, como son Ciudad de México o Buenos Aires”.
Y también esencial en su idea del Cervantes: ser más iberoamericano y difundir en todo el mundo la cultura en catalán, gallego y vasco. “A veces, se nos reprocha no hacer lo suficiente en este campo. A nadie se le escapa que no es este un terreno fácil, y menos en estos momentos. Es mi intención celebrar pronto una serie de encuentros con quienes están al frente del Institut Ramón Llull –debo decir que la primera carta que he recibido ha sido de su director-, del Consello de Cultura Galega, y del Instituto Etxepare. Ojalá encontremos terrenos de entendimiento”.
Uno de los retos inmediatos a los que se enfrenta Bonet es la "renovación" en la dirección de cerca de una veintena de centros, algunos tan importantes como los de Londres, Roma, Berlín, Tokio y obviamente Paris, que es el que ha dejado para hacerse cargo del Instituto.
Javier Torres
Redactor de Política, trabaja en el Congreso y hace seguimiento de Vox. Anteriormente formó parte de...