Borges y el sueño del hombre gris
Ya se puede escuchar en Podium Podcast ‘Borges según Borges’, el documental completo sobre el escritor argentino
Madrid
Jorge Luis Borges no necesitaba los ojos para ver. Del mismo modo que tampoco necesitaba mirar las cosas detenidamente para ponerles nombre. Ni siquiera unas manos para escribir. Fue el eterno nominado al Nobel, un apasionado del tango y aquel hombre gris que besaba el fango en ‘Las ruinas circulares’.
El hombre gris quería soñar un hombre, quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad.
Cuenta María Kodama, escritora y viuda de Borges, en una de las entrevistas de esta serie, que el escritor tenía la suerte de recordar siempre lo que soñaba. Algo que ella, por otro lado, era incapaz de hacer y envidiaba sumamente. Borges nunca tuvo miedo a la página en blanco ni a crear desde la nada. Ni siquiera su ceguera congénita fue un obstáculo. Borges dictaba a su mujer, incluso cada punto, cada coma. Kodama lo releía después, para que el escritor lo corrigiera, de forma minuciosa, para después dejarlo reposar.
Comprendió que el empeño de modelar la materia incoherente y vertiginosa de que se componen los sueños es el más arduo que puede acometer un varón (…) mucho más arduo que tejer una cuerda de arena o que amonedar el viento sin cara.
En 1944 publica ‘Ficciones’ un compendio de cuentos repletos de filosofía, atardeceres, hombres, orillas de una ciudad o tonos amarillos. Unos cuentos no cortos sino justos. Justos y exactos en palabras y páginas. Borges era de los que creía que la misma explicación se podía hacer manteniendo economía narrativa y que cualquier entrevista era mejor con un poco de ironía.
Así lo demuestran estos cinco episodios que conforman la serie ‘Borges según Borges’: un intento de comprender al escritor y acercarnos a palpar sus textos, sus ideas y, sobre todo, sus sueños.
Casi inmediatamente, soñó con un corazón que latía. Lo soñó activo, caluroso, secreto, del grandor de un puño cerrado, color granate en la penumbra de un cuerpo humano aun sin cara ni sexo (…). No lo tocaba: se limitaba a atestiguarlo, a observarlo, tal vez a corregirlo con la mirada (…). Soñó un hombre íntegro. (…) En el sueño del hombre que soñaba, el soñado se despertó.
Jorge Elías, periodista de Radio Continental, recupera la voz de Borges pero también charla con Maria Kodama sobre la figura del escritor. Él reflexiona acerca de la literatura, la política o la música. Ella, recuerda momentos concretos de su vida juntos, como el hecho de que fuera capaz de situar cada anotación que hizo, a lo largo de su vida, en las portadillas de las novelas de sus estanterías. Él dice que lee más que escribe. Y ella recuerda la primera vez que le leyó. Tenía 10 años, era ‘Las ruinas circulares’ y Kodama aún no sabía quién era Borges pero ya se había enamorado de él.
Temió que su hijo meditara en ese privilegio anormal y descubriera de algún modo su condición de mero simulacro. No ser un hombre, ser la proyección del sueño de otro hombre ¡qué humillación incorporable! ¡Qué vértigo!
Borges no era consciente de que aquel ser soñado por el hombre gris era un privilegiado por el mero hecho de formar parte de un sueño, de un cuento de Borges.