Los republicanos empiezan a desmontar la reforma sanitaria de Obama
En una votación muy ajustada, 217 a favor, 213 en contra, los republicanos en la Cámara de Representantes han aprobado derogar y reemplazar uno de los legados del expresidente demócrata
Washington
Para los republicanos se trata de un triunfo, aunque raspado, después de siete años cargando contra la reforma sanitaria de Barak Obama. Donald Trump lo entiende como su primera victoria legislativa. El texto, que ya se conoce como 'Trumpcare' todavía tiene que ser aprobada por el Senado para convertirse en ley. La negociación será se augura mucho más complicada.
Los demócratas han dicho en la Cámara que “este día no lo van a olvidar los 24 millones de estadounidenses que van a perder su cobertura, ni los 52 millones con condiciones preexistentes a los que les va a ser muy difícil que les hagan un seguro médico”. La líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi, ha calificado el proyecto de ley de “monstruosidad” y ha advertido a los republicanos que si dejan a millones de personas sin cobertura, “llevarían esa cicatriz” para siempre.
Los republicanos han llevado a cabo esta votación sin pasar el texto por la Oficina de Presupuesto del Congreso, que es la encargada de medir el impacto que tendrá la ley. En una versión anterior, esta oficina alertó que la medida dejaría sin cobertura a 24 millones de personas en los próximos diez años y reduciría las ayudas a las personas de recursos más bajos.
Lo que sí se sabe es que el Trumpcare prevé la reducción de impuestos y de financiación pública de seguros médicos a las rentas más bajas. Incluye un fondo de ocho mil millones de dólares para que los estados financien seguros de personas con “condiciones preexistentes”, como llaman aquí a las personas con enfermedades previas a contratar el seguro. Pero es un fondo solo a cinco años y las aseguradoras podrán excluir a personas según su condición de salud. Decenas de asociaciones médicas, de pacientes de enfermedades crónicas, organizaciones contra el cáncer y de jubilados se han opuesto al proyecto republicano.
El presidente y los republicanos están celebrando esta votación como una victoria. Pero en realidad es solo un movimiento en el tablero; la partida sigue abierta hasta la votación en el Senado. Los analistas aseguran que el texto será modificado significativamente para recabar los 60 apoyos necesarios; al menos ocho votos han de ser de senadores demócratas.