La ONU advierte del "riesgo de muerte" por cólera para millones de yemeníes

De acuerdo con los últimos datos de que disponen las agencias de la ONU en el país, entre el 27 de abril y el 14 de mayo se han producido 8.595 casos sospechosos de cólera y diarrea acuosa aguda y 115 muertes en diez provincias. En total, en el último brote registrado entre octubre de 2016 y marzo de este año hubo 24.504 casos sospechosos y 147 muertes.

Según fuentes de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) en Yemen consultadas por Europa Press, las condiciones en el país "son favorables para la propagación de la epidemia", ya que los más de dos años de conflicto han tenido un gran impacto en el suministro de agua y saneamiento así como en los servicios de salud.

Actualmente, menos del 45 por ciento de las instalaciones sanitarias en el país están plenamente operativas y más de 8 millones de personas carecen de acceso a agua potable y saneamiento, según las fuentes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha alertado de que hay 7,6 millones de personas en las zonas de alto riesgo de transmisión del cólera.

Además, desde la OCHA, alertan de que el desplazamiento masivo y los refugios y asentamientos superpoblados donde viven muchos yemeníes "aumentan el riesgo de transmisión del cólera de persona a persona, lo cual tendría probablemente como resultado un aumento de la tasa de mortalidad".

En este sentido, las fuentes de la OCHA han alertado de que los niños desnutridos o las personas con otras enfermedades crónicas son más vulnerables. "Esto supone una grave preocupación, ya que en el país hay 3,3 millones de personas gravemente malnutridas y 462.000 niños presentan desnutrición aguda severa", han explicado.

"Unos 7 millones de personas están al borde de la hambruna y las personas hambrientas se enfrentan ahora a la 'doble amenaza' de la hambruna y el cólera", han lamentado las fuentes de la oficina de la ONU.

En este sentido, además de las medidas que están emprendiendo las autoridades locales, las organizaciones que trabajan en materia de agua y saneamiento, con UNICEF al frente, y las encargadas de la atención sanitaria, con la OMS a la cabeza, están elaborando un plan de respuesta para evitar que la enfermedad se propague en las comunidades en riesgo.