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Trump siente una ''oportunidad excepcional'' para la paz entre israelíes y palestinos

- Donald Trump ha llegado a Jerusalén con la determinación de allanar el camino para una paz entre israelíes y palestinos y con el convencimiento de que poner fin a este enraizado conflicto sí es posible

El presidente Donald Trump y la primera dama Melania Trump llega al Muro de las Lamentaciones / JONATHAN ERNST (REUTERS)

Jerusalén

“Tenemos ante nosotros una oportunidad excepcional para traer seguridad, estabilidad y paz a esta región“, han sido las primeras palabras de Donald Trump a su llegada a Israel, donde ha sido recibido por el presidente Reuven Rivlin y el primer ministro Benjamin Netanyahu.

Trump ha dedicado las primeras horas de su visita a “productivas” reuniones con Rivlin y Netanyahu y el martes será recibido por el presidente palestino Mahmud Abbas en la ciudad palestina de Belén, en Cisjordania.

Posteriormente pronunciará un discurso en el que resumirá las reuniones mantenidas con las partes y podría dar alguna pista sobre un posible relanzamiento de las conversaciones de paz, totalmente congeladas desde hace más de tres años.

Tras su encuentro con el primer ministro israelí, Trump ha considerado que Netanyahu “está trabajando muy duro para relanzar el proceso de paz”. Tras asumir el cargo, Trump pidió a Israel moderación con el avance de las colonias en tierra palestina, algo que decepcionó a la derecha radical israelí que pensaba que Trump, considerado un amigo de Israel, daría una especie de carta blanca.

Washington también ha sugerido a Israel la conveniencia de hacer algún gesto de buena voluntad para dejar respirar a la asfixiada economía palestina o mejorar las condiciones de vida diarias de los palestinos.

Netanyahu parte de la base de que Trump es un amigo de Israel, un amigo al que será difícil decir ‘no’ permanentemente. Es decir, habrá que hacer concesiones. Justamente el domingo, el gobierno de Netanyahu aprobó un paquete de medidas que incluyen permisos de construcción para los palestinos en la llamada área C de Cisjordania, bajo total control israelí, y un alivio de los controles a los palestinos que trabajan en Israel. “Creo que éste (el acuerdo israelo-palestino) será uno de los acuerdos más duros de lograr pero siento que podemos lograrlo, tal vez. Eso espero”, ha dicho Trump.

A los dirigentes palestinos Trump les pedirá de nuevo el martes que no contribuyan a “incitar a la violencia” y recalquen a los ciudadanos que la única solución para que sus vidas mejores es la vía de la negociación.

Para Abbas, un presidente desgastado y tremendamente impopular, Trump parece ser la última oportunidad de relanzar un diálogo de paz con Israel, pese a que el mandatario estadounidense tomó sus distancias hace algunas semanas con la solución de dos Estados, aspiración de la mayoría de palestinos.

Este lunes por la tarde, Trump ha visitado el muro de las Lamentaciones, lugar sagrado para los judíos, y la iglesia del Santo Sepulcro, donde los cristianos veneran el lugar de la muerte y resurrección de Cristo.

Ambos lugares se encuentran en la parte oriental de Jerusalén, ocupada por Israel desde 1967 y posteriormente anexada. La comunidad internacional no reconoce la soberanía de Israel sobre esta parte de Jerusalén y la visita de Trump, la primera de un mandatario estadounidense en ejercicio al muro de las Lamentaciones, ha sido un punto muy delicado de su viaje.

Trump ha llegado ante el muro acompañado únicamente de su familia y lo han recibido el rabino responsable del lugar. Si hubiera aceptado la compañía de una autoridad israelí, el gesto habría sido interpretado como un reconocimiento implícito de que esa parte de la ciudad es Israel.

El mandatario ha permanecido unos segundos frente al muro apoyando su mano derecha y ha introducido un papel en uno de sus agujeros, como indica la tradición judía.

No son pocos los dirigentes israelíes que han aprovechado la visita de Trump para insistir en que Jerusalén es la “capital eterna e indivisible” de Israel y han recordado que una de las promesas de campaña del actual mandatario fue trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén. “Jerusalén es el corazón palpitante del pueblo judío y así ha sido desde hace 3.000 años”, ha insistido Rivlin al recibir a Netanyahu en el aeropuerto.

Sin embargo, parece poco probable que Trump tome de manera inmediata la decisión de trasladar la embajada, un paso que rompería con la línea política tradicional de Washington en esta región y situaría a Estados Unidos como el único país cuya embajada está en Jerusalén.

Otro tema que ha centrado las conversaciones con los responsables israelíes ha sido Irán. “Teherán nunca estará en posesión de un arma nuclear. Jamás”, ha garantizado Trump a Rivlin y Netanyahu.

El presidente estadounidense ha calificado el acuerdo nuclear entre Irán y las cinco potencias internacionales de “terrible” y consideró que ha dado a Teherán "prosperidad, riqueza y la capacidad de seguir con el terrorismo". "Allá donde vamos, vemos señales de la presencia de Irán, sea en Yemen o en Irak: vemos soldados, o dinero y armas", ha manifestado. Irán debe “cesar la financiación, el entrenamiento y el suministro de armamento a terroristas y a milicias”, ha agregado.

Sus interlocutores no ocultaron su alivio. Irán e Israel son enemigos acérrimos. La influencia de Irán en la región, su apoyo a organizaciones como la milicia chiita libanesa del Hezbolá y su programa nuclear preocupan enormemente a Israel.

“Para poder seguir soñando, tenemos que estar seguros de que Irán está lejos de nuestras fronteras”, ha insistido Rivlin durante la reunión.

 
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