Atrapados entre el sí y el no
Pasada la campaña electoral, en la que algunos infantilizaron el discurso, el debate público tiende a reducirse a dos opciones, sin margen para términos medios
El nuevo portavoz parlamentario del PSOE, José Luis Ábalos conversa con la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero. / Kiko Huesca (EFE)
Madrid
En la última campaña, cuando las encuestas hablaban de un sorpasso de Podemos al PSOE, Mariano Rajoy quiso polarizar el escenario. Empezó a hablar de los buenos y los malos. En su lógica, los buenos eran los candidatos del PP y los malos, los de Podemos. Se simplificaba el lenguaje y algunos lingüistas advirtieron de que, en general, el discurso se estaba infantilizando.
Lejos ya de la campaña, quizá ahora no se habla a los mayores como si fueran niños, pero la simplificación persiste y el debate se reduce al sí o el no. El asunto va más allá del no es no y del sí es sí. Para que estén claros los síes y los noes, por ejemplo, plantea Podemos la moción de censura de la semana que viene. Dilema del que trata de huir el portavoz del PSOE. "Tienes que decir sí a la censura y no a la alternativa. El problema es que no puedes decir ni que sí ni que no y cuando no puedes echar mano ni del sí ni del no, ¿qué te queda?", dijo José Luis Ábalos el martes en Hora 25.
El debate político avanza en ese dilema entre blancos o negros, sin tonos medios, que es donde suelen alcanzarse los acuerdos. O sí o no. Una pregunta que pueda responderse con sí o no, le piden al presidente catalán Puigdemont, que se comprometió a encontrarla: "Tiene que ser una pregunta clara que se pueda responder con un sí o con un no, y que la gente que vote sí o no sepa exactamente a qué está votando que sí o que no". Sin tonos medios. Blancas o negras.
Del debate polarizado, al debate bipolar. En la legislatura que, por sus minorías, más llamaban todos al entendimiento, los planteamientos se simplifican y reducen. O sí o no.
