La historia de supervivencia de Vega: una gran prematura que nació con 700 gramos
Nació a las 23 semanas de gestación. Su melliza, Blanca, falleció a las pocas semanas
Estuvo en el hospital cuatro meses, hasta la fecha en la que estaba previsto el parto
Madrid
"El día que cumplí los tres meses de embarazo empecé a sangrar. En el hospital nos dijeron que había un pequeño hematoma en una de las bolsas y me mandaron reposo, pero al poco tiempo tuve que volver. Ingresé el día de la Lotería de Navidad". Los médicos le dijeron a Celia que no se hiciera muchas ilusiones, que con una gestación de 23 semanas el final más probable era el aborto. Hasta la semana 24 no se considera que pueda ser viable.
Celia estuvo guardando reposo. El plan era esperar todo lo posible para que las mellizas pudieran seguir formándose. No pudo ser. Tuvo una hemorragia y entró en el quirófano para una cesárea de urgencia. "Cuando me desperté de la anestesia no quería preguntar. Ya sé que no es lo normal, porque todas las madres quieren saber de sus hijos, pero yo no me atrevía. Tenía mucho miedo". Nacieron el 26 de diciembre de 2011. Ninguna llegaba al kilo de peso. Blanca salió primero y pesó 500 gramos. Vega, 700 gramos. "La primera vez me costó ir a verlas. Pensaba que no iban a salir adelante. Bajé con mi marido a la UCI y ahí estaban. No podíamos tocarlas porque no tenían la piel formada del todo. Estaban llenas de cables enchufados a máquinas que pitaban todo el rato. No entendíamos nada. Nunca pensé que me podría pasar algo así".
Una semana después le dieron el alta. Al llegar a casa la llamaron para decirle que Blanca había fallecido. “Al volver al hospital, no sabía qué hacer. La doctora Pellicer me dio el mejor consejo que me han dado en la vida. Me dijo que la cogiera, que era mi hija. Me alegro mucho de haberlo hecho”. Era la primera vez que la tomaba en sus brazos.
Vega comenzó a ganar peso a buen ritmo. Algunos días, hasta 80 gramos. La operaron para poder cerrar el ductus, el vaso que transporta la sangre entre la aorta y la arteria pulmonar. Su respiración mejoraba y eso la liberó de una de las máquinas. Dos meses después llegó un momento que Celia esperaba, el que siempre imaginas cuando vas a ser madre: vestir a tu hijo. "Por fin le pude poner un body. ¡La primera vez que la vestía! Le quedaba grandísimo y eso que era de prematuros. Ya pesaba 1.200 gramos. Estuve mucho tiempo sin poder tocarla, sin poder acariciarla. Como mucho, me ponía un guante y le ponía la mano en la espalda”. Pronto comenzó a hacer la piel con piel. "Me tiraba cuatro horas con ella acurrucada en mi pecho. Por la tarde iba mi marido". En esa época también la operaron de los ojos.
Celia Álvarez recuerda cuando vistió a su hija por primera vez - Reportaje sobre la historia de Vega
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El 5 de abril, Vega sale del hospital. La misma fecha en la que se hubiesen cumplido los nueve meses de embarazo. "Nos la llevamos a casa con oxígeno y con un pulsioxímetro. Aprendimos de saturación y de muchas cosas que teníamos que controlar. Las noches fueron muy duras, estábamos pendientes todo el rato". Vega fue creciendo sana. No cogió ningún resfriado ni virus hasta que a los dos años y medio fue al colegio. Durante el primer curso, tuvo cuatro ingresos. Al año siguiente fueron la mitad. Celia espera que el año que viene no haya más. "Si se complica un virus, acabamos en la UCI. Una de las veces que estaba llorando, vino una enfermera y me dijo: tranquila, que tu hija no se va a morir. Era lo que necesitaba escuchar. Que la vida de mi hija no volvía a correr peligro", recuerda Celia.
La comida favorita de Vega son los macarrones con tomate. Sabe leer, sumar y restar. Es una niña curiosa y activa que disfruta jugando con la arena. Comenzó a andar y a hablar cuando tocaba. De mayor quiere se profesora, médica o veterinaria. Su padre está recién operado y es ella quien le quita el apósito, le limpia la herida y le pone otro nuevo. El tema de la enfermería lo tiene muy controlado. Con cinco años, ha pasado más tiempo en el hospital que muchos adultos. Ha visto fotos de Blanca. Le hablaron de ella cuando dijo que quería tener un hermanito. Ahora se pasa el día jugando con su prima. Las dos tienen la misma edad y comparten edificio. Se quieren mucho y también se pelean. Son como hermanas.
Maika Ávila
Periodista y autora de 'Conciliaqué. Del engaño de la conciliación al cambio real'. Ha formado parte...