"Ellos piden 6.000 dólares por ir en tráiler. 3.000 antes de viajar y 3.000 por llegar"

Madrid

José Luis y un amigo suyo están a tres días de alcanzar su meta: McAllen (Texas). Hace catorce días dejaron su casa en Retalheu para seguir el camino de muchos de sus paisanos. Hoy descansan en la Casa del Migrante de Saltillo de Frontera con Justicia, una asociación civil sin ánimo de lucro que se dedica desde 2002 a la atención integral de los migrantes y refugiados. En la red de casas de acogida ideada por el padre Pedro Pantoja encuentran consejo y refugio. Allí también reflexionan sobre la ruta para alcanzar su sueño americano. En esa espera, han recibido la noticia de los migrantes que han muerto asfixiados en un camión en San Antonio.

José Luis quiere evitar a toda costa subirse a un camión, porque las historias que le han llegado le desaniman: "Muchos vecinos de mi colonia han viajado en tráiler, pero me han contado que está dura la situación. A veces, a uno le dan agua o le abren un poco la puerta. Son muchas horas viajando con calor y la gente se deshidrata, a causa pasan los accidentes y muere la gente".

No sólo sabe las condiciones del viaje, también sabe que esa opción es más cara: "Ellos piden seis mil dólares. Tres mil antes de viajar y tres mil por llegar". Alessio Mirra es el coordinador de relaciones externas e incidencias de la Casa del Migrante de Saltillo, que hoy acoge a medio centenar de migrantes. Reconoce que quienes optan por la opción del tráiler son los que menos información tienen sobre los riesgos. En Frontera con Justicia intentan remediarlo con charlas diarias, para que todo el que pase por el refugio sepa qué caminos y medios hay que evitar.

José Luis ya se ha dejado por el camino casi 400 dólares en viajes en autobús, taxi y tren. Le quedan unos 2.000 dólares para pagar al pollero que le llevará al otro lado, atravesando el Río Bravo. Eso ocurrirá en "dos o tres días", dice José Luis. Él y su amigo ya han acordado que si, de repente, les ofrecieran subir a un camión se negarían. Prefieren ir caminando a jugársela así. En tres días sabrán si tendrán suerte o no. Al otro lado de la frontera les espera el primo de José Luis, que les promete que allí no falta trabajo.