¿Cómo castigan los partidos políticos la crítica interna?
Los estatutos recogen saciones a los afiliados que se aparten del ideario oficial
Madrid
Los estatutos de los distintos partidos políticos regulan la confrontación de opiniones y las crisis internas. La semana pasada, Podemos aprobó un reglamento interno que castigaría la "crítica destructiva" y las filtraciones. La formación morada define como infracciones graves la difusión de noticias manipuladas, de informaciones sobre la vida personal de los integrantes de Podemos, e incluso, las interrupciones constantes y repetitivas en asambleas internas. Lo sanciona con hasta nueve meses de suspensión y multas económicas.
El resto de las principales formaciones también cuentan con un régimen disciplinario aunque no son tan concretas con las acciones que penalizan. Así, el PSOE solo contempla hacer "público, por cualquier medio de difusión, opiniones, ideas o comentarios opuestos a la línea política del partido", que castiga con hasta 18 meses de suspensión.
Hasta dos años de cancelación de la militancia es la sanción a la que se enfrentan los militantes de Ciudadanos ante la infracción "grave" de "defender públicamente fuera del ámbito interno del partido opiniones o ideas opuestas al Ideario, cuando no constituya falta muy grave". El Partido Popular va más lejos: en caso de "crear o inducir a la creación de corrientes de opinión, contrarias a los intereses del partido, organizadas en su seno, así como participar en ellas", el militante popular sería apartado de cuatro a seis años y expulsado del partido. Especifican, también, que realizar estas acciones a través de las redes sociales sería un agravante.
En la práctica, desde la creación de estos estatutos en los recientes congresos de los partidos, no se ha suspendido a nadie por estas causas. Sin embargo, sí existen casos en años anteriores como fue la de Manuel Cobo, ex vicealcalde de Madrid que fue sancionado a un año de suspensión después de arremeter contra Esperanza Aguirre en una entrevista. Pese a esta situación, el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruíz Gallardón, le mantuvo en su puesto.