Las explosivas vacaciones de Donald Trump
El presidente de Estados Unidos dedica su descanso veraniego a abrir un conflicto militar con Corea del Norte y amenazar a Venezuela con mandar al ejército
Nueva York
Cuando Donald Trump anunció que pasaría 17 días de vacaciones en su campo de golf de Bedminster en Nueva Jersey nadie se imaginó que las dedicaría a abrir un conflicto militar con en régimen de Corea del Norte ni que continuaría con una intimidación bélica contra Venezuela.
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En una semana trepidante, el presidente de Estados Unidos ha decidido aprovechar su peculiar descanso para tomar la iniciativa, convertirse en el principal portavoz de su Administración con un ritmo de declaraciones sólo comparado con su campaña electoral y abrir todo tipo de conflictos externos e internos.
A través de twitter y de viva voz, Trump ha disparado a diestro y siniestro. Se ha lanzado a la escalada militar con el régimen de Pyongyian, ha atacado duramente al líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, al que ha presionado para que saque a adelante la reforma sanitaria, ha calificado de "mentira" la injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016 y ha encendido la mecha con Venezuela.
También ha tenido tiempo para alabar los logros de sus primeros seis meses en la Casa Blanca, declarar la epidemia de los opiáceos que atenaza al país como emergencia nacional e ironizar sobre la expulsión de 755 diplomáticos estadounidenses por parte de Rusia. "Nos ahorraremos dinero", ha dicho al respecto. Su agenda ha sido arrebatadora.
Corea del Norte
La consecuencia más grave de su verborrea es la patada al tablero internacional con la que acaba la semana. El mundo contiene a estas horas el aliento ante sus amenazas al régimen norcoreano de Kim Jong-un. El primer ultimátum llegó el martes con unas palabras que pasarán a la historia. "Se enfrentarán con un fuego y una furia como el mundo nunca ha visto". Fue la sorprendente declaración que encendió la mecha.
Los intentos de calmar los ánimos del jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Rex Tillerson, no hicieron efecto sobre el presidente. Respaldado por su secretario de Defensa y jefe del Pentágono, James Mattis, redobló su apuesta, recordó la superioridad nuclear de Estados Unidos e introdujo la opción militar en la ecuación.
La respuesta del régimen de Pyongyang no se hizo esperar. El ejército de Kim Jong-un amenazó con bombardear la isla de Guam, importante base militar de Washington en el Pacífico. Hasta este viernes, fuentes de la Administración Trump no han reconocido que mantienen abierta una vía secreta de comunicación con Corea del Norte desde hace meses.
Esta novedad ha llevado al Ministerio de Asuntos Exteriores de China a salir del segundo plano en el que se encontraba para pedir a ambos países que se esfuercen en la vía diplomática para evitar "ir por el viejo camino de mostrar fuerza". Anoche, Trump habló por teléfono con su homólogo chino, Xi Jinping, sin que transcendiera el contenido de su conversación.
Desde Europa, la canciller alemana, Angela Merkel, se opuso a cualquier solución militar. Por su parte, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, advirtió del "alto riesgo" de la escalada dialéctica.
En Estados Unidos, las críticas internas contra Trump van desde los que temen a un presidente incontrolable con el botón nuclear en sus manos, a los que declaran la situación como la más grave desde el conflicto de los misiles con Cuba de octubre de 1962.
Venezuela
Digan lo que digan sus enemigos, Trump no está dispuesto a contenerse. El viernes por la tarde volvió a ejercer de incontrolable Comandante en Jefe y se lanzó contra el Gobierno de Nicolás Maduro por su escalada autoritaria. "Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluida la militar si fuera necesario", declaró sin complejos.
Junto a él y como espectadores de su nueva salida de tono, estaban el jefe de la diplomacia estadounidense, la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley y su consejero de Seguridad Nacional, el general H.P McMaster. A ellos les corresponderá ahora suavizar sus o sumarse a la escalada belicosa del presidente. Trump todavía tiene diez días de vacaciones por delante. Ya ha anunciado que el próximo lunes dará una "gran" rueda de prensa en Washington.