El valor de brillar desde la oscuridad

Madrid

Exponerse en la primera línea del escaparate deportivo es difícil si no te apellidas Messi, Iniesta o te llamas Cristiano. Es más difícil todavía si te tienes que ganar tu sitio fuera del fútbol y en una sociedad futbolera, por definición, como la española. Lograrlo es un éxito en sí mismo y ofrece un valor añadido al reclamar la atención desde la oscuridad.

Mireia Belmonte ha conseguido abrir un debate nacional sobre quién es la mejor deportista española de la historia desde el silencio y con la constancia de diez años de carrera profesional, éxitos que marcan la evolución que transcurre desde las primeras medallas siendo una niña en Europa hasta la ansiada medalla de oro en el Mundial. Es la distancia que va desde lo que apuntaba en potencia hasta erigirse en una referencia mundial. Ha puesto la natación de moda en una sociedad que respira fútbol y a la que le cuesta mirar al resto.

Cuatro medallas olímpicas, seis mundiales y trece europeas sobresalen en un palmarés ilustre y que da brillo al deporte español reivindicando el papel de tantos deportistas que se sacrifican cada día y que viven a la sombra del deporte rey. Mireia Belmonte rompe los esquemas desafiando a la lógica desde su eterna capacidad de superación compitiendo en pruebas tan distintas como las pruebas cortas y las de medio fondo. Haga lo que haga lo hace bien. La edad no le resta potencial y sigue empeñada en alargar su relato utilizando las medallas como separadores de un libro que escribe con tesón.

A la espera de la elección de Mireia como la mejor deportista española de la historia, nadie le quitará un logro que pocos consiguen: culturizar a una sociedad sobre un deporte que la mayoría desconoce.