Condenada una clínica veterinaria por la muerte de un perro tras ser esterilizado
La Audiencia de Madrid absuelve a dos de los veterinarios de la clínica y condenan al Hospital Veterinario El Bosque a indemnizar a los dueños con 3.863,49€: el perro se infectó de una bacteria durante la intervención y falleció a los pocos días
Madrid
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a una clínica veterinaria de Villaviciosa de Odón a indemnizar a un matrimonio por la muerte de su perro poco después de haber sido esterilizado. Los jueces consideran probado que el animal fue infectado por la bacteria que le causó la muerte durante su estancia en la clínica, pero absuelven tanto al director del centro como a la veterinaria que operó al animal.
Fuentes del caso afirman que este matrimonio, que tiene varios perros y gatos en su casa, había adoptado hace poco a 'Chop': un cachorro de Staffordshire americano de cuarenta kilos y once meses al que iban a castrar. Decidieron acudir al Hospital Veterinario El Bosque tras recibir una oferta en el marco de una campaña de esterilización que realizaba el centro: tras la operación, tuvieron que volver a ingresar al animal hasta que falleció pocos días después.
En un primer momento, la clínica les comunicó que su malestar se debía al "estrés" pero un análisis forense posterior encargado por los dueños del perro a la Universidad Alfonso X El Sabio demostró que Chop había muerto infectado por la acinetobacter baumannii, muy resistente a los antibióticos. La documentación de la causa también demuestra que el animal no fue sometido a las pruebas preoperatorias que se realizan normalmente en esta intervención quirúrgica generalmente sencilla.
En su sentencia, la Audiencia Provincial de Madrid culpa a la clínica de lo sucedido. Afirma, en primer lugar, que el perro se infectó en la clínica: "Es factible establecer con seguridad y convencimiento como hecho probado que las bacterias causantes de la infección infectaron al animal en el momento de realizar la intervención quirúrgica y, por tanto, que se hallaban presentes en el establecimiento". También acusan a la clínica de mala praxis "al no informar adecuada o exhaustivamente a los propietarios sobre las consecuencias de no realizar las pruebas preoperatorias", así como de haber errado en el diagnóstico tras su segundo ingreso.
Los magistrados rechazan de esta manera la mayoría de argumentos esgrimidos por la defensa de la clínica, que entre otras cosas aseguró que el perro portaba la bacteria antes de la operación, que los dueños conocían los riesgos de no someterle a las pruebas previas a la operación y que, en cualquier caso, la infección de esta bacteria resulta mortal.
La Audiencia Provincial sí estima parcialmente el recurso en el sentido de exonerar de cualquier tipo de responsabilidad al director de la clínica y a la veterinaria que intervino en la operación: "No son ellos quienes intervienen en la contratación del servicio, sino quienes de modo efectivo lo ejecutan por cuenta del empresario". Añade la sentencia que "no pueden trasladarse al profesional las consecuencias de decisiones empresariales", como no someter al animal a las pruebas previas.
Daños morales por la muerte del perro
En su tramo final, la sentencia también aborda la cuestión de los daños morales a la hora de confirmar la indemnización de 3.863,49 euros que dictó el juzgado de Móstoles que enjuició el caso en primer lugar. Reconocen los jueces que cuantificar el vínculo emocional entre un humano y su mascota es algo "verdaderamente complejo", explicando que "el vínculo entre la mascota y su dueño suele hacerse más intenso con los años de convivencia, incluso es habitual considerar al animal de compañía un miembro más de la familia".
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En este caso, el animal era "muy joven" y su muerte produjo "una frustración importante" que justifica la cuantía dictada en primera instancia. Fuentes del caso afirman que la clínica ha decidido no recurrir esta sentencia, por lo que la Justicia procederá a su ejecución tras su declaración de firmeza.