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Sainz se va de casa

El piloto español pone fin a casi tres temporadas en Toro Rosso, el equipo que le vio crecer en la Fórmula 1

Vista del piloto español de Fórmula Uno Carlos Sainz, de la escudería Toro Rosso, sentado en su coche. / FRANCK ROBICHON (EFE)

Vista del piloto español de Fórmula Uno Carlos Sainz, de la escudería Toro Rosso, sentado en su coche.

Era un secreto a voces, pero hoy se ha confirmado. Carlos Sainz correrá las últimas cuatro carreras del Mundial 2017 con Renault. El madrileño, que ya había sido confirmado como piloto de la escudería francesa para 2018, ha adelantado su llegada. La confirmación se ha producido esta tarde, después de que Palmer anunciase en Instagram su marcha del equipo galo, tras dos temporadas aciagas, en las que sumó únicamente 9 puntos. A la cinco y cinco de la tarde, Toro Rosso hacía oficial el cambio del español a Renault, y cinco minutos después, Sainz colgaba un comunicado en su Twitter, dando las gracias a Red Bull y su filial.

Carlos se despedirá mañana de Toro Rosso en lo que será su carrera número 56, siendo el segundo piloto con más Grandes Premios de la historia del equipo italiano. Mucho han cambiado las cosas desde aquella carrera en Australia en el año 2015. Dos años y medio después, el madrileño se ha convertido en uno de los pilotos más prometedores de la parrilla. Ha conseguido terminar 39 de las 55 carreras que ha corrido, puntuando en 26, prácticamente la mitad de las que ha disputado; y, sobre todo, ha ido multiplicando su número de puntos año a año. Si algo se le puede reprochar, es no haber conseguido un podio, algo que solo ha ocurrido una vez en la historia de Toro Rosso (Monza 2008).

No lo ha tenido fácil Sainz en este tiempo en la escudería italiana. Cuando llegó al equipo, la sombra de su padre era demasiado alargada. Carlos tuvo que luchar contra su inexperiencia en la F1 y con la presión de todos aquellos que decían que tenía un puesto en este deporte por ser hijo de un histórico piloto de rally. Aquel noveno puesto en su primera carrera, en la cual un fallo del equipo le privó de quedar más arriba, demostró al mundo del motor que el madrileño llegaba a la máxima categoría del automovilismo para quedarse. Fue la primera carrera de una temporada en la que su rendimiento fue bueno al principio y al final de del año, cuando logró casi todos sus puntos. En las carreras intermedias, ya bien por el rendimiento del coche, ya bien por los errores del propio Carlos, no fue capaz de conseguir buenos resultados, llegando a encadenar seis carreras sin puntuar.

No fue una mala campaña, pero le perjudicó la competencia con su compañero Verstappen, que sumó 31 puntos más que él. Sin embargo, en la historia de Toro Rosso, solo el propio Verstappen tuvo mejores resultados que Carlos en su primera temporada con el equipo italiano. El madrileño demostró a todos que estaba preparado para la Fórmula 1 y se permitió el lujo de superar en la clasificación del mundial a su ídolo: Fernando Alonso.

Ya asentado en la máxima categoría del automovilismo, Carlos afrontó su segundo año con la idea de mejorar la temporada anterior y, sobre todo, llamar la atención de equipos más grandes. Y lo consiguió. Pese a ser superado al principio de temporada por Verstappen, cuando este se fue a Red Bull para sustituir a Kvyat, Sainz cogió el liderazgo del equipo. Desde el Gran Premio de España hasta el final de temporada, el madrileño barrió a Kvyat, sumando 38 puntos más que él. Solo un mal final de año, donde puntuó en dos de las últimas diez carreras, le impidió tener una posición en el top 8 de la clasificación del mundial. Sainz demostró estar preparado para retos mayores, y equipos como Renault se dieron cuenta. Sin embargo su fidelidad a Red Bull le obligó a darle una tercera oportunidad a Toro Rosso.

El problema fue que esa fidelidad al equipo energético empezó a ponerse en entredicho a principios de 2017. Carlos dejó claro que necesitaba más que un equipo filial, que Mercedes le gustaba, que quería crecer... No lo exigía para el inicio de 2017, pero quería hacer saber a Red Bull que ese año en Toro Rosso ya le sobraba. Sin embargo, sus deseos no fueron escuchados por los austriacos. Verstappen y Ricciardo iban a ser los pilotos del equipo durante toda la temporada 2017, como mínimo, y Carlos debía esperar su oportunidad en Toro Rosso. El inicio espectacular del madrileño, con 29 puntos en las primeras ocho carreras por cuatro de su compañero Kvyat, dejaron a las claras que Sainz ya no estaba para correr en el filial de Red Bull.

El equipo austriaco dejó claro que no tenía ningún tipo de intención de dar una solución a las aspiraciones de Sainz, mientras que seguía dejando claro que si no había un asiento libre en Red Bull, el sitio de Carlos era Toro Rosso, llegando a especular con un cuarto año en la escudería filial. Sainz no lo contemplaba, y comenzó a moverse para buscar un destino mejor y, sobre todo, a hacer público que su idea era no estar en Toro Rosso en 2018. Fue ahí donde sus negociaciones con Renault se intensificaron. Cuando en Red Bull vieron la situación, pasaron al ataque. Helmut Marko, uno de los jefes de la escudería austriaca, atacó a Sainz y a su padre, acusándoles de "morder de la mano que les da de comer". Vista la situación, Carlos cambió de estrategia ante los medios. Dejo de exponerse y prefirió silenciar sus aspiraciones de futuro. "El año que viene todo indica que estaré en Toro Rosso" dijo en los micrófonos de la Cadena Ser por el mes de Agosto, desmarcándose de cualquier otra posibilidad de futuro.

Mientras tanto, siguió sumando puntos con su escudería hasta que, en la previa del GP de Singapur, se anunció su fichaje por Renault. Finalmente Red Bull tuvo que aceptar sus condiciones, ya que tener a Carlos a disgusto un año más en Toro Rosso podría hacer que el madrileño no quisiese renovar su contrato y que los austriacos perdiesen a uno de los pilotos con más futuro de la parrilla. Una vez anunciado que tendría un asiento en Renault, Carlos se liberó. Ese fin de semana consiguió el mejor resultado de su carrera: un cuarto puesto. Fue un fin de semana de ensueño. Tras la carrera, Toro Rosso aseguró que el español seguiría hasta final de temporada, pero finalmente, no ha sido así.

Carlos se marcha de Toro Rosso siendo el segundo piloto con más puntos de la historia de la escudería por detrás de Vettel, el tercero con mejor media de puntos por carrera por detrás del propio Vettel y Verstappen e igualando el segundo mejor resultado de la historia de la escudería, un cuarto puesto, solo por detrás de la victoria de Vettel en Monza 2008. Unas marcas que incluso podría batir mañana, pero que aún que no lo haga, deja a las claras las razones que han llevado a Renault a hacerse con los servicios del español.

Carlos se despide del universo Red Bull, el que le llevó a la Fórmula 1 con apenas 21 años, el que le hizo batirse en una pista con varios campeones del mundo y, sobre todo, con su ídolo Fernando Alonso. 56 carreras le han servido para que el asiento del filial de los austriacos le quede pequeño. Red Bull lo sabe, y por eso le deja ir, pero, teniendo muy claro, que si Verstappen o Ricciardo emprenden una nueva aventura, el español es claramente el elegido. Apunten a 2019.

 
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