Evra, una vida cargada de polémica
El defensa francés ha sido apartado por el Olympique de Marsella por dar una patada a un aficionado ultra de su equipo
La patada que propinó a un hincha del Olympique de Marsella, su propio equipo, y por la que acaba de ser apartado de la disciplina del club es un nuevo y quizá último episodio en la larga lista de polémicas de Patrice Evra, considerado en la década pasada uno de los mejores laterales zurdos del mundo.
Evra, de 36 años y dueño de un envidiable currículum internacional, ha podido poner punto y final a su carrera de forma abrupta y poco honorable. Agredió a un ultra del Marsella que le había insultado durante el calentamiento del encuentro de Liga Europa disputado el pasado jueves en el estadio del Vitória de Guimaraes portugués.
Algo parecido a lo que le sucedió a otros ilustres internacionales franceses como Zinedine Zidane, expulsado en la final del Mundial de 2006 ante Italia por un cabezazo a Materazzi, o a Eric Cantona, cuya patada a un aficionado aceleró el ocaso de su carrera cuando militaba en el Manchester United.
Líder del motín de los '
De ser considerado el instigador y líder del motín de les 'Bleus' en el Mundial del 2010, a escucharle una emocionante arenga a sus compañeros durante la Eurocopa de 2016, el lateral zurdo acumula sombras y luces desde que se hizo profesional a finales de los años 90.
Nacido en Dakar, capital de Senegal, pero criado en el suburbio parisino de Ulis, Evra se ha caracterizado por su carácter volcánico y sus declaraciones sin pelos en la lengua contra antiguos jugadores y periodistas, pero también por una tremenda fuerza de voluntad y compromiso que le hicieron triunfar en clubes de alta exigencia.
Exitoso curriculum
Así lo demuestra el exitoso paso por el Mónaco (2002-2006), Manchester United (2006-2014) y Juventus de Turín (2014-2016) equipos con los que jugó cinco finales de Liga de Campeones, tres con los ingleses (2008, 2009 y 2011), una con el Mónaco (2004) y otra con el Juventus (2015). La única que levantó fue la de 2008, en la final de Moscú ante el Chelsea.
Antes de llegar a la elite, el lateral zurdo sudó mucho. Emigró a Italia para jugar en un equipo de la Tercera división, el Marsala en Sicilia, y de allí a otra escuadra transalpina, el Monza, en Segunda. En una entrevista a la revista 'So Foot' contó que en Marsala era el único jugador negro: "Mis compañeros querían llamarme 'negro'. Les tuve que amenazar y decirles que entonces les llamaría 'blanco de mierda'".
De Italia marchó al Niza, en la segunda francesa, y, a continuación, dio el salto al Mónaco en el 2002. En el club del Principado, muchos recuerdan el coraje que mostró en las semifinales de Liga de Campeones en 2004 ante el Chelsea. Un golpe provocado por una entrada le dejó una herida abierta. El entonces entrenador monegasco, Didier Deschamps, quiso reemplazarlo. Y Evra le respondió así: "Le dije que le arrancaba la cabeza si me hacía salir. Sé que era algo un poco absurdo, pero tenía la sensación de que tenía que jugar (...) Luego le pedí perdón por haber sido tan vulgar".
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Ese aguerrido carácter llamó la atención de Sir Alex Fergunson, quien le contrató en 2006. En el Manchester United, ganó la Liga de Campeones de 2008 y cinco campeonatos, entre otros trofeos.
Su época dorada en Inglaterra coincidió con uno de sus episodios más controvertidos, el del motín de Knysna, en el Mundial de Sudáfrica de 2010. Los insultos que Nicolas Anelka profirió al entonces seleccionador Raymond Domenech crearon un polvorín en la selección.
Evra compareció ante la prensa para denunciar al "traidor" que había filtrado esa discusión a la prensa. El día después, los internacionales franceses se pusieron del lado de Anelka, se negaron a entrenarse y se quedaron en el autobús.
En aquella polémica jornada, el defensor se erigió en representante de los huelguistas y se encaró con el preparador físico Robert Duverne. Hasta entonces capitán de 'Les Bleus', el lateral zurdo nunca más llevaría el brazalete, aunque, después de cinco partidos de sanción, sí que regresaría a la selección, con la que completó 81 partidos internacionales. Sus últimos dos grandes torneos fueron el Mundial de Brasil de 2014 y la Eurocopa de 2016 disputada en Francia.
Contratado en enero de 2017 procedente del Juventus con el visto bueno del director deportivo del Marsella, Andoni Zubizarreta, Evra justificó entonces su fichaje porque le gustaba una hinchada caliente, como la del Vélodrome. "Me encanta donde hay lío. Soy así y nada me cambiará". Una misma hinchada que ha provocado el enésimo y tal vez definitivo derrape de Evra.