"El premio nacional me viene un poco grande, honestamente"
La premio nacional de Fotografía, Cristina de Middel, acaba de publicar nuevo fotolibro "The perfect man", un trabajo que comenzó para hablar de un indio que celebraba cada año el cumpleaños de Charles Chaplin y que acabó por plantear una reflexión sobre la masculinidad en India
Madrid
El jurado del premio nacional de Fotografía destacó de ella el replanteamiento que con sus trabajos hace de los límites de la realidad. Y prueba de ese lenguaje fotográfico son sus proyectos "Afronautas" y "Man Jayen" o el más reciente "The perfect man", que acaba de publicar La Fábrica, en el que plantea una reflexión sobre la masculinidad en un país como India. Cualquier anécdota, libro o viaje le inspiran para su trabajo, en el que se siente una auténtica privilegiada. La ironía y el sentido del humor definen a Cristina de Middel (Alicante, 1945). Con ella charlamos de su obra, de los grandes temas del fotoperiodismo, del papel de la mujer en el mundo de la fotografía y de su feminismo atípico.
Recién galardonada con el premio nacional de Fotografía, también has sido nominada hace apenas unos meses para formar parte de la prestigiosa agencia Magnum...
Es como los boy scouts pero en fotografía. En su reunión anual nominan a uno, dos o tres fotógrafos que han mandado su portfolio, durante dos años estás en período de prueba, y en 2019 les tendré que presentar todo lo que he hecho en este tiempo. Si paso el examen y formo parte del clubcito paso a ser miembro asociado y al año siguiente presentaré todo mi trabajo. Digamos que primero te quieren conocer pero no sólo juzgan tu trabajo, también si trabajas bien en equipo. Ellos quieren ver qué puedes aportar a la agencia.
Ese clubcito del que hablas lo forma la élite del fotoperiodismo, hasta qué punto condiciona tu trabajo?
Es muy fácil caer en la trampa y decir ahora estoy en Magnum y me voy a poner a hablar del drama humano. Desde un principio lo tenía claro y los fotógrafos que son más amigos y están en la agencia me lo ratificaron, si me han nominado es porque les gusta mi trabajo y no voy a cambiar ahora. Si me cogen al final, bien y si no, no pasa nada. Que te cojan en Magnum, que te den todos estos premios te reafirma sin duda, pero la suerte que yo tengo, y que espero que no me lo quite nadie, es que yo me lo paso muy bien trabajando.
Otra premio nacional, Rosa Montero, decía al conocer la noticia que el galardón le iba a ayudar a librarse de sus fantasmas, de sus inseguridades... Los premios ayudan a seguir adelante?
Los premios tienen un valor inmenso, sobre todo, cuando no trabajas de cara a recibirlos. Yo estoy jugando y comparto los resultados de mi juego y todo el proceso. Es verdad, que el premio me llegó en un momento en el que me estaban pasando muchas cosas, de hecho me casaba al día siguiente. Pero yo creo que me viene un poco grande, honestamente. Entiendo que he hecho mucho trabajo pero a pesar de que llevo 20 años en la fotografía mi nombre ha empezado a sonar hace apenas cinco años. Ni yo misma he podido metabolizar todo lo que me está pasando. Como mi historia también es de montaña rusa estoy acostumbrada a lidiar con cosas que me vienen grandes.
Además de encargarte de la Carta Blanca para la próxima edición de PhotoEspaña 2018, acabas de publicar un nuevo fotolibro "The Perfect Man", un trabajo que has hecho en India...
Es uno de los proyectos más complicados en los que me he metido. Empecé con una anécdota de un hombre indio que lleva 45 años celebrando, primero en su casa y luego de manera más multitudinaria, el cumpleaños de Chaplin en un pueblo muy cerca de la frontera con Pakistán. A partir de ahí intenté hacer una reflexión sobre uno de los grandes temas del fotoperiodismo, una línea de trabajo que no quiero perder, cuestionando la manera tradicional de explicar el mundo. En este caso, las condiciones de trabajo en India y enlacé la figura de Chaplin con los primeros minutos de "Tiempos Modernos". Hasta ahí todo bien, me fui a varias industrias a retratar a los obreros que estaban trabajando pero el último viaje del proyecto lo hice sola, y no acompañada como los anteriores, y ahí cambió todo. Me di cuenta de que no podía no contar lo que me estaba pasando. Una mujer sola en la India y más en aquella zona que es musulmana. No podía trabajar, no podía salir a la calle sin que me siguieran cuatro o cinco hombres, mirándome como si fuera un montón de carne. Entonces empecé a preguntarme qué le pasaba a los hombres en India. Cambié el título al proyecto e incluí tres partes diferenciadas. La primera sobre Chaplin, la segunda sobre el trabajo en las fábricas y una tercera, que reflexiona sobre la masculinidad en el país. Sostengo varias tesis, una de ellas es que India es uno de los países más sensuales y sexuales históricamente, colonizado por los británicos, una de las sociedades más puritanas que hay. Eso añadido a su sistema de castas y a las desigualdades te crea una bomba de relojería y ahí están los casos de violaciones a mujeres en medios de transporte, que no haya mujeres en la calle, como en la zona en la que yo estaba, porque no se atreven a salir. Y luego está el lenguaje corporal, como ocurre en los países musulmanes, tú no puedes ir de la mano de tu esposa pero entre hombres se abrazan y van cogidos como si fueran homosexuales. Al final, es un libro que lanza más preguntas que respuestas.
Eres una fotógrafa atípica, no te imagino intentando hacerte invisible para acercarte a quienes retratas...
No, yo necesito que la gente que sale en mis fotografías colabore y sepa para qué están posando. Pensando en las imágenes del libro en las que salen los trabajadores bailando junto a grandes máquinas ellos no entendían nada. Incluso eso, que tiene un aspecto performativo, a mí me interesa. Haciendo mis proyectos me lo paso muy bien, al final quedan imágenes pero yo podría quedarme con el acto fotográfico en sí. El cómo suceden las cosas cuando estoy trabajando es muy absurdo. Tú imagínate, viene una señora blanca y los trabajadores de las fábricas creen que les voy a hacer fotografías mientras trabajan y de repente les pido que se pongan a hacer de Superman.
Todo ese trabajo no te planteas publicarlo?
Eso me lo guardo para mí. Yo quiero que se entienda lo que yo quiero decir. Yo quiero que si tú te compras el libro te plantees la masculinidad en India pero yo no me incluyo en las fotos, no hablo de mí. Yo comparto lo que pienso pero hay muy pocos proyectos casi ninguno en el que yo me exponga, en el que me desnude. Vas a saber que Cristina de Middel es irónica, que tiene sentido del humor y que hace cosas muy raras pero no vas a saber quién es en el fondo. A mí no me interesa la fotografía autorreferencial.
Volvamos a hablar de las mujeres. Tenemos muy reciente el escándalo Weinstein... El mundo de la fotografía es eminentemente masculino, alguna vez has sufrido alguna situación de acoso?
Durante los años que trabajé en prensa, te voy a decir todo lo contrario, incluso, por ser mujer a mí me facilitaron todo mucho aunque yo creo que pensaban que me iba a cansar antes. Yo en ese sentido no lo he notado pero también porque no lo he dado importancia. No he vivido ningún momento en el que me hayan parado los pies. Pero en el arte entramos en un mundo completamente distinto en el que no depende de lo bien que hagas las fotos sino de lo bien que te sepas mover en este mar de piratas. Ahí sí que se ve y no hace falta que lo diga yo, sólo hay que ver las exposiciones individuales en galerías y museos y aunque no sé las cifras exactas seguro que más mujeres que hombres no hay. Está claro que es un problema endémico de la sociedad y ahí las artistas no sé qué podemos hacer, seguir haciendo como si nada e ir ganando batallitas y lograr, al menos, plantar una bandera. También es verdad que la situación está cambiando, que estuvo peor y que vamos mejorando...
Eres de las que cree en la lucha silenciosa...
Yo soy una feminista atípica y muchas veces me he metido en líos porque no sigo la corriente. Yo estoy en otras cosas. Si hay un problema hay que solucionarlo. Tengo un proyecto, el primero de muchos que voy a hacer en esa línea que se llama "Gentlemen's club", que critica la sociedad y cómo se explica la sociedad con otro gran tema del fotoperiodismo que es la prostitución. Si tú piensas en la imagen que históricamente se ha dado de la prostitución es la de mujeres desnudas en habitaciones sucias. En el negocio de la prostitución hay muchos más actores. Quise ponerme en el otro lado de la balanza y puse un anuncio en el periódico en el que pedía a clientes de prostitutas que posaran para mí a cambio de dinero. Me contestaron muchas personas y tuve que hacer un cásting. Lo que hice fue llevarles a una habitación, pagarles lo que ellos pagarían a una prostituta, y les pregunté toda las cosas que a nosotras se nos niega en este tema: cuánto cuesta, por qué lo hacen, si están casados, cuándo fueron por primera vez, por qué siguen yendo... A lo mejor así les quitamos el estigma. Yo creo en este tipo de feminismo, en el de la acción, no me voy a ir a manifestaciones porque no creo que sirvan para nada. Hay que analizar el problema y ofrecer una solución muy específica.
El tiempo te ha cambiado la mirada?
Yo creo que ahora estoy mucho más serena, ya no voy tan a lo loco. Siempre he trabajado con sentido del humor. Al principio mis chistes eran más tontos pero ahora estoy más Eugenio, "saben aquel que diu...", de contarlo sin inmutarme. Antes era más payaso, más Arévalo, y ahora soy más Eugenio.
La cámara te ha empoderado para hacer cosas que sin ella no hubieras hecho?
La cámara es la capa de invisibilidad, puedes hacer lo que quieras, tienes la excusa universal, la excusa perfecta. El truco está en ese poder que te da la cámara, que consigas llevarlo a un punto en el que no seas tú el poderoso sino que el poder fotográfico del momento lo compartas entre los dos. Éso es lo fundamental.
Durante años trabajaste como fotoperiodista, cómo retratarías la España de hoy?
Es un tema súper frustrante para mi. Me encantaría retratar a la clase política y a la corrupción, al fracaso de la democracia y al fracaso de los políticos. Es de algo que me gustaría mucho hablar porque me irrita profundamente.