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Europeo Balonmano

Sterbik, el protagonista inesperado que cambió el rumbo de los Hispanos

El guardameta fue convocado de urgencia en semifinales tras la lesión de Pérez de Vargas y fue decisivo en el oro de España

Sterbik celebra la victoria de España / GEORGI LICOVSKI (EFE)

El 14 de diciembre Jordi Ribera daba la lista de 19 convocados para la última preparación de cara al Europeo de Croacia. En ella se hacía público los tres titanes que provisionalmente defenderían la portera de los Hispanos: Pérez de Vargas, Rodrigo Corrales y Sergey Hernández, de los cuales serían los dos primeros los finalmente convocados.

España comenzó con buen pie el Europeo y, sin prisa, pero sin pausa, nos plantamos en semifinales, después de superar a Alemania (27-31). Nos esperaba nuestra bestia negra, Francia, la que no habíamos ganado en una eliminatoria en este siglo.

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Demasiado bonita estaba siendo la andadura en Croacia y llegaron las malas noticias. El miércoles, tras la victoria contra Alemania, se confirmó que Pérez de Vargas sufría una lesión en la rodilla que le iba a impedir volver a defender la portería de los Hispanos. 

Jordi Ribera, que desde que llegó al banquillo de la selección dejó claro que no iba a dejar en el olvido al casi cuarentón Arpad Sterbik, tomó la decisión de cumplir su palabra y tuvo claro que el hueco que dejaba el cancerbero del Barcelona Lassa, lo llenaría un histórico de la selección.

España celebra el título

España celebra el título / FEHIM DEMIR

Así, el jueves Arpad Sterbik tomaba primero un avión en Skopje y luego un coche de alquiler en Ljubiana, que le llevaría a Zagreb, donde le esperaban con los brazos abiertos el resto de Hispanos. No había tiempo para bienvenidas, al día siguiente esperaba nuestro peor rival. Desde el primer momento, como si llevara toda la vida -realmente la lleva- Sterbik ponía palabras a su llegada: "Vengo para ganar una medalla".

Un entrenamiento y Francia. No llegó ni a jugar 30 segundos. Nada más. ¿Nada más? En ese tiempo, paró tres penaltis, que más allá de los importantísimos tres goles que evitó, supuso un golpe de fe en la selección que ayudó de manera muy notoria a la final victoria y la ruptura de la racha maldita (27-23).

La euforia se desató y de repente, el común de aficionados pasó en dos horas de hablar de una muy posible eliminación de España a colgar a los Hispanos la incómoda etiqueta del favoritismo para el campeonato. Sterbik, veterano de guerra curtido en mil batallas, salió al paso en El Larguero“Siempre tengo un poco de respeto, en un campeonato es muy difícil jugar todos los partidos bien, tengo un poco de miedo porque España ha jugado contra Alemania muy bien, contra Francia muy bien, y tres partidos seguidos es muy difícil jugarlos bien, tenemos que prepararlos bien, tranquilizarnos, mucha gente está casi celebrando ya que es nuestro, no señor. Suecia es un equipo muy serio en este momento”.

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Dicen los conocedores del buen balonmano que las rachas en este deporte son claves, y la portería no es una excepción. Ribera dio la titularidad de la gran final a Corrales, el guardameta que estuvo desde el primer partido del Europeo. Sin embargo, Suecia empezó mejor y los Hispanos fueron a remolque de los nórdicos durante toda la primera parte. En el 23', Ribera optó por cambiar e introducir a Sterbik, que acabaría siendo clave en la remontada.

Tras el descanso empezó a pararlas de todos los colores, obteniendo un registro de ocho paradas en 21 tiros que dio a la selección la seguridad necesaria para impulsar la mejora en ataque que nos acabaría dando el oro (29-23). Sterbik salió para cambiar el rumbo del partido y tras el partido se le reconoció con el MVP.

Un episodio más en la historia de Sterbik, uno que no olvidará nunca. Aquel enero en el que pasó de ver los partidos de España con cerveza y pastillas para tranquilizarse, a ser convocado de urgencia y convertirse en MVP, en concentración y en juego, para contribuir de manera capital al primer oro europeo de la selección española de balonmano.