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ADIÓS A QUINI

Lo que impidió que Quini pudiera jugar al lado de Cruyff en el Barcelona

Enrique Castro fue uno de los muchos jugadores españoles que en los años sesenta y setenta se sintió esclavo en la Liga, debido a una norma que la AFE acabó dinamitando en 1979, como era el derecho de retención

Enrique Castro, Quini. / Manuel Queimadelos Alonso (Getty Images)

Esta norma sólo afectaba a los jugadores españoles, y era utilizada por los clubes para retener a sus futbolistas en el año en que concluía su contrato. A partir de entonces, las entidades podían ejercer el derecho de retención, aplicar un 10% de incremento salarial y extender in aeternum la relación entre las dos partes.

Este fue el motivo por el cual uno de los pichichis por antonomasia del fútbol español recalase ya en su último repecho profesional (con 31 años) en el FC Barcelona, equipo que lo pretendió desde mediados de los años setenta del Sporting, y que al final sólo pudo hacerse con sus servicios cuando a partir del verano de 1979 el derecho de retención empezó a pasar a mejor vida.

No obstante, la verdadera abolición del derecho de retención se produjo en marzo de 1985, cuando la sala primera del Tribunal de Central de Trabajo ratificó la sentencia de la Magistratura número 13, de finales de septiembre de 1984, por la cual quedaba extinguido el derecho de retención en el fútbol español. Así, quedó reglamentado en el famoso Real Decreto 1006/85, de 26 de junio. A partir de entonces, empezaron a aparecer las cláusulas de rescisión de contrato.

El 'Brujo' como objetivo

El Barça estuvo detrás de Quini desde que 'el Brujo' se erigió en un ariete infalible dentro del área, donde se había convertido en un cazador de goles de primer orden. Sus tres primeros trofeos como Pichichi los alcanzó con la camiseta sportinguista (1973-74, 1975-76 y 1979-80).

El Barcelona de Cruyff en una imagen de mayo de 1974.

El Barcelona de Cruyff en una imagen de mayo de 1974. / Central Press/Hulton Archive

El Barça lo fue a buscar para que jugase con Johan Cruyff, pero a pesar de la suculenta oferta, en la que el por entonces presidente Agustí Montal llegó a ofertar unos 50 millones de pesetas (300.000 euros), el Sporting se negó en banda y echó mano del derecho de retención, que llevó al jugador con amenazar con dejar el fútbol.

Así, fue a partir de 1979 cuando el derecho de retención quedó abolido y en la temporada siguiente el Barcelona volvió a la carga a por el jugador. Algo más de 80 millones de pesetas (unos 500.000 euros) posibilitaron la salida del jugador, ya veterano (31 años), en el verano de 1980 hacia el FC Barcelona, donde jugó cuatro temporadas y en las dos primeras nuevamente alcanzó el Pichichi.

Un año de fichajes

Fue, aquel verano de 1980, un inicio de temporada en el que el Barcelona puso toda la carne en el asador en busca de la Liga que se volvía a resistir (no la ganaba desde 1974). Además de Quini, el Barça rompió el techo de contratación nacional invirtiendo 100 millones de pesetas (600.000 euros) en el fichaje de José Ramón Alexanko (24 años), procedente del Athletic Club.

Así, ese curso el técnico fue Ladislao Kubala y tuvo como ayudante al legendario goleador César Rodríguez, cuya apuesta acabó en un vodevil, ya que antes de la destitución de los dos técnicos, la comisión delegada de la entidad decidió enviar al banquillo también a Joan Gaspart (vicepresidente) para estar "más cerca del técnico y jugadores".

En los cuatro años como azulgrana, Quini no logró ninguna Liga, pero alcanzó sus primeros títulos como jugador: dos Copas del Rey, una Copa de la Liga, una Supercopa de España y una Recopa de Europa (1982), casualmente en un competición en la que el delantero asturiano marcó un gol en la final que por error en la transmisión televisiva no se recogió.

Tras cuatro años en el Barcelona, y como recogía en su contrato, Quini recibió un partido de homenaje (por el que recibió 5'5 millones de pesetas -33 mil euros), en el cual el club vetó la participación de Diego Armando Maradona. En un encuentro contra un combinado nacional, sí que jugó Johan Cruyff.

 
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