El Europarlamento cuestiona a Juncker por la "promoción" de su jefe de gabinete

Bruselas

Martin Selmayer es un brillante funcionario europeo cuyo poder, ilimitado en la primera institución europea, la Comisión, representa hoy para los eurodiputados todo lo que no quieren que parezca la Unión: un club cerrado, donde el amiguismo crece de espalda al ciudadano.

Este es el tono del debate al que Juncker ha rechazado comparecer enviando al Comisario Oettinger, alemán y responsable de la administración y el presupuesto. Su intervención no ha convencido a nadie y aunque no habrá resolución porque los verdes han aceptado dejar esta opción para más tarde, el debate se ha convertido en una censura demasiado directa contra Juncker como para que el presidente pueda ignorar el problema de credibilidad que le ha creado el nombramiento de su jefe de gabinete a la Secretaria General de la Comisión Europea.

Los grupos políticos han aceptado realizar el debate sin resolución o voto pero ni un solo diputado ha levantado la voz a su favor. Nadie ha elogiado a su número dos, tan sólo el comisario le ha presentado como un hombre brillante y abogado que ha obtenido su puesto por consenso, una declaración que no ha gustado.

“¿Nos toma usted por idiotas?”, le ha preguntado directamente a Oettinger la diputada holandesa Sophie int Veld, del grupo liberal, mientras la francesa Pervenche Beres, del grupo socialista negaba que se hubiera cumplido el procedimiento legal.

Los populares han llegado a decir que esta designación es “pegarse un tiro en el pie” y enviar a los ciudadanos el “erróneo mensaje de que la Europa opaca donde mandan los funcionarios sigue existiendo aún”, según la eurodiputada francesa Françoise Grossetête que ha tomado la palabra en nombre del PPE.

Una promoción a dedo

“¿Cómo podemos esperar que la Comisión salga del bunker?”, ha preguntado Philippe Lamberts, del grupo de los Verdes considerando el cargo como una “promoción a dedo”. Y así todo el debate, hasta llegar a los grupos euroescépticos, entre los que alguno hablaba de potencial moción de censura. Un drama para quién asumió el cargo de presidente de la Comisión asegurando que la suya iba a ser una comisión política, transparente y abierta y que llega al final acusado de eurócrata.

Y es que la salud del presidente Juncker, que a pesar de su edad, 64 años tiene problemas de movilidad de un abuelo, ha dado a su jefe de gabinete una relevancia inusual. Selmayer, que ya acompañó a Juncker en la campaña, ha substituido al Presidente de la Comisión en reuniones internas, recibido en su nombre a Comisarios y a ministros de países terceros, y marcado con toda autoridad la ruta del equipo europeo.

Ahora, los eurodiputados creen que su promoción ha incumplido las normas ya que ni fue comunicada a los funcionarios ni tuvo candidato alternativo al que ser escuchado. La única candidata femenina, Clara Martínez, funcionaria española, es la numero dos de Selmayer , jefa de gabinete de Juncker desde que este es Secretario General, y su retirada oficial antes de ser examinada, añaden la sensación de formato amañado a una designación para la que pocos dudan que Martin Selmayer esté capacitado aunque todos critican que se haya “autopropulsado”.

Una mala pelea, en plena polémica contra el francés Macrón por el sistema de elección del futuro presidente de la Comisión. Juncker fue “el hombre del PPE” para el puesto, y todos los partidos tuvieron candidato en un intento de traducir la suma de los votos a las listas nacionales en la legitimación del cargo. Un sistema que los gobiernos no quieren y cuya defensa quedará en entredicho si el equipo que ha acompañado a Juncker termina así el mandato.