Se triplican los casos de 'chemsex' en un año
El uso de cócteles de drogas durante prácticas sexuales sin protección que duran días era del 10% en 2015, del 33% en 2016
Expertos reunidos en un seminario de la Universidad Rey Juan Carlos alertan de que aumenta el contagio de VIH o hepatitis C
Madrid
Las orgías con drogas han existido a lo largo de historia, desde la Grecia antigua, pero desde que hace una década se empezó a hablar del fenómeno del 'chemsex' en Europa, nunca había habido un crecimiento tan exponencial de los casos en España. "Lo que ahora se inicia como un problema emergente se puede convertir en un auténtico problema de salud si no se actúa de modo eficiente", ha destacado el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Santiago Moreno.
El 33% de los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres admite que, en los últimos 12 meses, ha usado cócteles de drogas (mefedrona, mentanfetamina y GHB) para prolongar sus experiencias sexuales sin protección hasta una semana (datos del EMIS recogidos en el libro '99 preguntas clave sobre ChemSex') . En 2015 ese porcentaje era del 10%, según las mismas fuentes. No obstante, estos datos se basan en encuestas o en formularios voluntarios, muchos de los cuales solo se cumplimentan en las unidades de enfermedades infecciosas de los hospitales, por lo que no existe ningún registro sobre la población española general, recalcan desde la ONG Apoyo Positivo.
El fenómeno crece exponencialmente sobre todo en grandes ciudades, como Madrid y Barcelona, y el riesgo de contagio de enfermedades es alto porque entre un 29% y un 37% de quienes lo practican es VIH+ y sigue habiendo intercambio de jeringuillas. "Probablemente estamos viviendo una epidemia de enfermedades de transmisión sexual", reconoce Ignacio Pérez, doctor del Hospital Universitario La Paz y uno de los autores del libro '99 preguntas clave sobre ChemSex'. El otro gran riesgo es que quienes consumen 'chemsex' no se perciben como adictos, aunque "tenemos pacientes que tenían una vida completamente normal y a raíz del chemsex de repente desarrollan un trastorno psicótico o debutan con un cuadro esquizofrénico", explica José Luis Blanco del Hospital Clínic de Barcelona.
Los expertos lo achacan a las redes sociales y a la soledad
El perfil mayoritario de estos usuarios es muy distinto al de los drogodependientes clásicos: aquí hablamos de solteros de 37 años de media, con estudios universitarios, buenos ingresos y que pueden llegar a tener relaciones sexuales hasta con trescientos desconocidos al año. ¿Cuál es la herramienta que favorece este contacto casi anónimo? Las aplicaciones móviles que permiten organizan estas sesiones en cuestión de minutos con drogas "que se pueden preparar manualmente en casa".
El otro ingrediente de fondo es la soledad: "los pacientes VIH sufren el estigma social, otros que dicen 'soy muy tímido, necesito utilizar drogas para tener relaciones sexuales con otros'. Termina siendo una vía de escape para evadirse de problemas personales", justifica el Dr. Pérez.
No obstante el patrón de conducta está mutando, según estos especialistas. "No os imaginéis que en todos los casos son veinte personas reunidas en plan Sodoma y Gomorra. El chemsex puede ser una persona sola con su ordenador y una pipa de cristal teniendo sexo online o parejas que quieren experimentar nuevas sensaciones", añade el Dr. Blanco.
Faltan recursos: sólo hay una unidad específica para atender este problema
Solo el Hospital Clínic de Barcelona acaba de abriruna unidad específica de ayuda contra el Chemsex. Los médicos denuncian que ni el Ministerio de Sanidad ni las comunidades autónomas les dan recursos para hacer frente a este nuevo problema de salud pública. "Ponemos parches pero los servicios de Salud Mental están desbordados, faltan psicólogos en el Sistema Nacional de Salud" y estas prácticas adictivas son "el refugio de muchos hombres con problemas de aceptación de su homosexualidad".