Isco lidera el baño de España a Argentina

España va en serio. Hablar de ganar un Mundial es hacerlo de palabras mayores y son muchos los factores que pueden inclinar la balanza hacia un lado o hacia el contrario, pero lo que está claro es que esta España tiene ganas, cree y hace creer.

Tres goles de Isco, omnipresente en el Metropolitano, uno de Diego Costa, otro de Thiago y el de Aspas pusieron los goles en una noche para el recuerdo para España y para el olvido Argentina, que en la segunda mitad dimitió del encuentro, un error imperdonable ante una selección del nivel de España.

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El equipo de Julen Lopetegui volvió a ser un rodillo y no sufrió en prácticamente ningún momento ante la subcampeona del mundo. Iniesta, Isco y Asensio -titular en lugar de Silva- forman un tridente creativo que ya firmaría cualquier equipo del mundo. Los tres crean, piensan y presionan, porque esta España de Lopetegui no escatima en esfuerzos a la hora de recuperar el balón.

Y en uno de esos esfuerzos Iniesta, con 33 años y a las puertas de su adiós del fútbol de primer nivel, corrió para robar un balón en un amistoso, pasar a Asensio y que el balear colocase a Diego Costa delante de Romero y cuando eso pasa el resultado suele ser gol. 1-0 para España y susto para Diego Costa, que se dio un golpe con Romero. El ariete volvió al terreno de juego pero no así el portero, que a los pocos minutos del golpe se fue lesionado por Caballero.

El gol de España llegó poco después de una gran ocasión de Higuaín, que ante De Gea remató alto para recordar a todo un país, Argentina, las heridas del Mundial de Brasil. Diego Costa le puso en la red y el Pipa en las nubes.

Si bien es cierto que era una Argentina sin Messi, Di María o Agüero, el conjunto de Lopetegui consiguió asfixiar la salida de balón en la que se emperraba una y otra vez Sampaoli. Una de esas presiones hizo que Caballero se equivocara y regalara un balón que terminó en las botas de Isco puso un centro raso a Isco, que entraba Centro de Asensio raso para Isco, que solo en el punto de penalti para marcar. Mala salida de balón de Argentina, robo y gol. 2-0 para deleite del Metropolitano.

Antes del descanso la albiceleste llevó la esperanza para los de Sampaoli con un gol de Otamendi a la salida de un córner. Un buen remate de cabeza del central del City que podía haber parado De Gea, que se escurrió cuando tocaba el balón.

La segunda parte fue un festival para España y terrible para Argentina, el conjunto sudamericano firmó una actuación defensiva lamentable y España se lo hizo pagar. En cuatro minutos, del 51 al 55, España marcó dos veces. Iniesta vio el desmarque de Aspas, que entró por Diego Costa, y le puso un balón que dejó al gallego delante del portero, el esférico se le fue largo pero el ariete tuvo la capacidad de levantar la cabeza y ver a Isco, que entraba solo para rematar y batir a un pobre Caballero.

Cuando el Metropolitano se sentaba de celebrar el tercero llegó el cuarto. Asistencia de Aspas a Thiago, que marcó el cuarto. Isco se plantó en el lateral del área, se la dio Aspas, que rozó la pelota lo justo para dejar a Thiago ante Caballero y firmar el cuarto.

Argentina se había ido del partido hace tiempo y se dedicó a dar golpes y entradas que eran merecedora de expulsiones en cualquier partido que no fuera un amistoso.

Ya con el 4-1 España terminó de gustarse. Primero Aspas, que recibió una asistencia de De Gea desde la portería. El delantero del Celta se plantó delante de Caballero y marcó el quinto para que un minuto después Isco cerrase su gran noche con su tercer tanto de la noche, Otamendi falló y le regaló la pelota a Aspas, que cedió a Isco para marcar el tercero de su cuenta y el sexto de la noche.

Fue una noche perfecta: Piqué empezó siendo pitado terminó ovacionado en su cambio, una noche en la que debutaron Marcos Alonso y Dani Parejo y en la que Isco dijo 'aquí estoy yo'. 

Faltan menos de tres meses para que empiece el Mundial y pueden cambiar muchas cosas pero la situación de España es prácticamente perfecta de cara a la cita de este verano. Argentina, sin Messi, Di María ni Agüero no fue rival ante una España a la que le sobra calidad y, lo que es aún más ilusionante: tiene hambre y ganas.