Una vida política por y para (y finiquitada en) Madrid

Madrid

Aunque durante los últimos años, ofreciera una imagen de renovación y ruptura con el pasado más complicado del PP, no es una recién llegada a la política. Cristina Cifuentes se convirtió en diputada en la Asamblea de Madrid con 27 años, en 1991, y desde entonces ha cimentado su carrera política en consecutivas legislaturas, hasta que en enero de 2012 abandonó la vicepresidencia de la Asamblea madrileña al convertirse en Delegada de Gobierno de la Comunidad de Madrid.

En una de sus primeras entrevistas en "La Ventana de Madrid", Cifuentes afirmó que "la principal obligación de la delegación del Gobierno es conseguir que los madrileños nos sintamos seguros, y para ello hay que incrementar la seguridad ciudadana". Pero durante el ejercicio de su cargo se vio cuestionada por las cargas policiales en manifestaciones como la de Rodea el Congreso en 2012, o la del aniversario del 15-M, colectivo al que consideró "radicalizado" y del que afirmó que "no habría permitido su asentamiento de dos meses en pleno centro de Madrid". Incluso llegó a proponer una "modulación" del derecho de reunión, que tuvo que matizar horas más tarde. 

En agosto de 2013 sufrió un accidente de moto en el que resultó herida grave y por el que tuvo que ser ingresada en la UVI, pero del que consiguió recuperarse.

Su nombre cada vez cobraba más fuerza en aquellas quinielas que la situaban en primera fila, y finalmente en marzo de 2015 se convirtió en la candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid. En las autonómicas, el PP consiguió ser el más votado, pero necesitó del acuerdo de gobierno con Ciudadanos para que Cifuentes fuera nombrada presidenta regional; un acuerdo con sus altibajos, pero hasta ahora inquebrantable.

En febrero de 2016 y tras la dimisión de Esperanza Aguirre -con la que mantuvo una fría relación durante su última etapa política-, Cristina Cifuentes es elegida por la dirección nacional del PP para encabezar la gestora del PP de Madrid, del que se convertiría en presidenta un año más tarde.

Durante su mandato, Cifuentes ha tratado de marcar distancias con sus antecesores y alejarse de la corrupción destapada en casos como Púnica o Lezo. Haciendo balance de sus dos años al frente de la Comunidad, la presidenta defendió su gestión: "Dos años de cambio, de mejoras en los servicios públicos. Dos años de cambio en los que hemos demostrado además también una actitud contundente de tolerancia cero frente a la corrupción". Pero el pasado mes de febrero, Francisco Granados insinuó ante el juez que era conocedora de la supuesta financiación ilegal del PP de Madrid, acusación que Cifuentes negó y por la que anunció que se querellaría contra el exconsejero. Además, la presidenta de la Comunidad de Madrid también tuvo que comparecer en la comisión de investigación sobre la adjudicación de contratos de la cafetería de la Asamblea durante su etapa en la fue vicepresidenta y presidenta de la mesa de contratación.

A finales de marzo, eldiario.es destapó el escándalo sobre el máster que obtuvo en la Universidad Rey Juan Carlos con notas presuntamente falsificadas. A pesar del torrente de informaciones que cada vez dejaban menos margen de defensa a Cristina Cifuentes, la presidenta de la Comunidad de Madrid se mantenía en sus trece, a pesar de las peticiones continuas de dimisión. Finalmente, ha sido la filtración del vídeo en el que se ve a la por entonces vicepresidenta de la Asamblea de Madrid robando unos botes de crema en un supermercado en 2011 el que ha puesto punto final a la carrera política de Cristina Cifuentes.