El principio de una renovación esperanzadora
El equipo de Krstájic sueña con alcanzar los octavos de final en un grupo en el que Brasil parte como claro favorito
La historia de Serbia en los Mundiales como país independiente es realmente corta, junto a Montenegro no logró ni un solo punto en una participación realmente caótica. En Sudáfrica el combinado balcánico obtuvo una victoria pero tampoco lograron el objetivo de llegar a la segunda fase. En Rusia se presentan de la mano del que fuera central del Werder y Schalke, Mladen Krstájic, y lo hacen con una remodelación importante sobre todo de medio campo hacia delante.
La nueva selección serbia pivota sobre una idea, la de que los niños que obraron el milagro en el Mundial Sub-20 de Nueva Zelanda empiecen a hacerse cargo del equipo. Hasta cinco chavales de aquel equipo que venció a Brasil en la final estarán en Rusia, otra cosa es la importancia que tengan en el transcurso de una primera fase que se presume complicada.
Audioguía del Mundial 2018: Grupo E
08:04
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Sin embargo el núcleo fuerte del equipo recaerá en nombres muy experimentados, el trabajo sucio correrá a cargo de jugadores como Kolarov, Branislav Ivanovic o el futbolista del United, Nemanja Matic.
En cuanto al estilo de juego, Serbia vuelve a estar muy marcada por un estilo muy físico, de hecho es el equipo con mayor altura del torneo, teniendo una media de 1.85m. Es un equipo carente de creatividad y magia pero muy rápido y potente si logra robar el balón y salir a la contra. También pueden aprovechar la segunda jugada a través de Mitrovic, un delantero puro de mucha pelea.
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