Andrés Manuel López Obrador, el resurgir de la izquierda mexicana

Madrid

Andrés Manuel López Obrador, es conocido entre los mejicanos como por las siglas AMLP, y aglutina una coalición de partidos de izquierda para estos comicios, sus terceras elecciones presidenciales después de haber pasado por la alcaldía del a ciudad de México. Su lema de campaña ha sido “Juntos seremos historia” y si gana las elecciones como dicen las encuestas, será la prueba de que la persistencia hace al líder, porque ha tenido en contra a los medios de comunicación, los mercados y los poderosos del país.

El candidato de la coalición Morena, siempre ha creído en sí mismo y en su causa, temido y querido por igual le han dado por muerto políticamente hablando en varias ocasiones, pero siempre ha renacido de sus cenizas.

Su paso por la política le ha llevado a la Alcaldía de la Ciudad de México, pero antes ha recorrido el país de punta a punta, desde un poblado remoto a una gran ciudad en la que ha llenado sus plazas. Es un político curtido en el cuerpo a cuerpo, que nunca ha presumido de títulos ni de grandes amistades, sino de un liderazgo social del pueblo y para el pueblo.

Maneja el lenguaje de forma elocuente y gana en el cuerpo a cuerpo con sus adversarios políticos sin apenas esfuerzo, con un toque de audacia que lo hace atrayente. Muchos le definen como un político ‘rara avis’ y otros como un orador con mucho talento.

No anda con remilgos para denunciar la corrupción rampante de un sistema político caído en desgracia, el uso del poder político para intereses privados, la pobreza, la violencia y la inseguridad.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

La parte menos amable de López Obrador, es lo que le hace más atractivo. Una seguridad apabullante en sí mismo. Se ve como solucionador de todos los males del país, el único capaz de meterles mano, cavar con la corrupción poniéndose al frente de una presidencia honesta. El resto del mundo (entiéndase el mundo político mejicano) es un incapaz –desde su punto de vista- mafioso, con leyes maniatadas, y con una sociedad civil apática.

El miedo que genera es que convierta en México en otra Venezuela practicando el sistema de populismo de manual, pero contrariamente a Maduro, López Obrador, es un político pragmático. A su paso por las instituciones no ha dejado constancia de serlo, sino que se ha presentado como un político moderado de izquierdas, dialogando con los empresarios de modo fluido y aplicando leyes que beneficiaban a la inversión. Sus intenciones de echar para atrás las reformas del actual Gobierno, revisar millonarios contratos energéticos y fijar los precios de los productos agrícolas han suscitado cierto nerviosismo entre los empresarios.

Está bastante alejado del extremismo radical que envuelve a algunos de sus acólitos de la izquierda latinoamericana, y su figura desprende un aura de moderación que se aleja de los peores augurios que dan para México, si este hombre gana las elecciones el domingo.

De los otros candidatos, dos más se sitúan en la carrera de la contienda, con un 27 y un 22% respectivamente de intención de Voto. Son Ricardo Anaya, el más joven de los participantes que dirige la coalición de México al Frente, que ha hecho del fin de la corrupción su lema de campaña. El expresidente del Partido Acción Nacional propone la creación de un Ingreso básico, una especie de renta mínima, para reducir la desigualdad y erradicar la pobreza extrema en el país. Jose Antonio Meade de la formación Todos por México, y heredero del actual presidente Peña Nieto con quien fue secretario de Hacienda propone que se den créditos bancarios sin más requisitos que su palabra, pero solo para las mujeres.