Internacional
Entrevista con la presidenta del Tribunal Supremo de Polonia

"Los jueces polacos se lo van a pensar mucho antes de dictar una sentencia contraria al gobierno"

Malgorzata Gersdorf nos recibe en su despacho del Supremo, en Varsovia. Debería haber abandonado su puesto cuando entró en vigor la reforma judicial que rebaja la edad de jubilación, decisión que obliga al retiro forzoso a 27 de los 72 jueces de ese organismo, pero ella sigue acudiendo cada día a trabajar. El Tribunal de Justicia de la Unión está analizando esa reforma, y la Comisión Europea le ha pedido que la paralice hasta que llegue la sentencia. Gersdorf quiere creer que su gobierno aceptará la decisión y dará marcha atrás, pero teme las consecuencias a corto plazo: "Los organismos para proteger la libertad de los polacos pueden ser eliminados".

Malgorzata Gersdorf a la puertas del Tribunal Supremo en Varsovia. / Servicio de prensa oficial

Varsovia

¿Sigue siendo la Presidenta del Tribunal Supremo?

De hecho estamos en mi despacho, por lo que queda claro que soy la presidenta. Es lo que está previsto en la Constitución, aunque el gobierno actual no lo reconoce porque he cumplido los 65 años, y considera que soy demasiado “adulta” para poder seguir en el cargo.

He recibido una carta del presidente diciéndome que no puedo continuar por mi edad, pero esta carta no lleva la aprobación de la oficina del primer ministro, por lo que no la considero suficiente. Cuento además con la plena aceptación de los jueces que actualmente componen el Tribunal Supremo

¿Sabe que se ha convertido en un símbolo?

Eso me dicen, pero no ha sido mi intención.

¿Confía en poder terminar su mandato?

Voy a terminarlo de cualquier modo, pero confío además en poder hacerlo de manera oficial.

¿Está en peligro la independencia de los jueves en Polonia?

A ningún gobierno le gustan los jueces si son independientes y no están controlados por ellos. En Polonia, conseguir esa independencia fue uno de los retos después del año 89, porque sabíamos bien lo que significaba su ausencia. En estos momentos la Constitución de Polonia garantiza el equilibrio de poderes y la independencia judicial, pero hoy el poder ejecutivo y el legislativo intentan controlar el poder judicial. La mayor amenaza para la independencia es el hecho de que el Consejo Nacional del Poder Judicial polaco dependa del Ministro de Justicia, que es al mismo tiempo el Fiscal General.

Esa dependencia tendrá consecuencias, va a producirse un efecto paralizante. Un juez se lo pensará mucho antes de dictar una sentencia contraria al gobierno por miedo a que le pase algo. Hay que subrayar que los procedimientos disciplinarios contra los jueces son independientes sólo sobre el papel, porque en la práctica dependen del Ministro. Es él quien puede nombrar fiscales disciplinarios y tiene gran influencia en la formulación de las acusaciones. Esto no supondrá una amenaza para un juez que robe una zanahoria, pero sí para un juez que apueste abiertamente por los valores constitucionales.

Los defensores de la reforma, y el propio gobierno, insisten en que es el mismo sistema que siguen muchos países europeos, donde efectivamente el poder político influye en el nombramiento de los jueces

Los defensores de la reforma tienen que cumplir con ese papel. En otros países los jueces también son elegidos por el parlamento o el gobierno, pero hablamos de democracias viejas, no tan jóvenes como la nuestra. Es cierto que en otros países a los jueces los elige el Parlamento, pero de entre los candidatos presentados por los jueces. Aquí, ahora, el papel de los jueces sería marginal.

Existe un gran riesgo de vulneración de la independencia judicial, y seguro que el gobierno la vulneraría si tuviera posibilidad de cambiar la Constitución. De momento no es posible porque no tiene la mayoría suficiente para hacerlo. El preámbulo es excelente, digno de recomendar a otros países, aunque desgraciadamente ahora no los estamos cumpliendo; pero volveremos a cumplirlo.

¿Ha reaccionado tarde la Unión Europea?

Siempre respondo a esa pregunta diciendo que para nosotros es demasiado tarde, pero soy consciente de que la Unión se compone de muchos países. Cada uno de ellos tiene sus propios problemas, y de verdad, quizás sean más importantes que los de Polonia.

No esperamos que Europa resuelva nuestros problemas internos. Somos nosotros quienes tenemos que arreglar estas cuestiones en nuestro país. Sin embargo las actuaciones de la Unión Europea serán un gran apoyo. Sinceramente, yo agradezco mucho su posición al comisario Timmermans. Es persistente, no cede en lo que respecta a Polonia, y creo que entiende muy bien lo que pasa aquí.

¿Con qué sentencia del Tribunal de Justicia de Luxemburgo se daría por satisfecha?

No puedo decir nada al respeto. Hay un dicho en Polonia que dice que ni sobre las sentencias judiciales ni sobre las sentencias divinas se debe opinar

Sea cual sea esa sentencia, ¿confía en que el gobierno polaco la asumirá?

Tengo que creer en eso. Si no, no estaría aquí ahora mismo. El hecho de poder seguir en mi puesto no es una cuestión personal. Es necesario, en mi opinión, por una razón de estado y por Polonia.

¿Teme que en algún momento la policía le impida entrar al Tribunal Supremo?

No creo que el gobierno vaya a usar a la policía para sacarme de aquí. Sería muy malo para su imagen. Tengo confianza en que esa cuestión se solucione a favor nuestro, por eso estoy aquí, y no creo que lleguemos a tales extremos. En todo caso, si aparece la policía reaccionaré de forma pacífica; lo digo con cierto sarcasmo, porque si viene un sustituto no voy a montar una barricada. Me iré, abandonaré este edificio, pero seguiré diciendo que soy la presidenta del Tribunal Supremo hasta 2020, cuando que termina mi mandato. A menos que me muera antes…

¿Está evolucionando Polonia hacia un sistema autoritario?

No voy a responder a eso, pero no me gustaría algo así para un país como éste, tan abierto, que ama la libertad.

¿Le da miedo la dirección que está tomando Polonia?

No tengo miedo al futuro a largo plazo, aunque sí tengo algunos temores sobre al futuro más próximo. Tarde o temprano Polonia, sin duda, superará estas fobias y volverá a ser un país abierto, amante de la libertad, como ha sido siempre; pero el futuro próximo va a ser difícil porque temo que los organismos que existen para proteger la libertad de los polacos y las polacas puedan ser destruidos. Además, con su discurso del populismo, el gobierno también está dividiendo a la sociedad polaca.

¿Considera, como dice el gobierno, que la Comisión se excede en sus tareas cuando impide la paralización de la Reforma?

Por supuesto que no. Eso forma parte de los argumentos que el gobierno tiene que utilizar para no dar marcha atrás en su reforma. Es su forma de justificarse ante la sociedad. En época de elecciones, el partido Ley y Justicia incluyó esta reforma en su programa, y tuvo muy buena acogida porque los ciudadanos pensaron que se iban a abreviar los procedimientos judiciales. La realidad es que no es así, ahora se están alargando aún más. Antes este Tribunal Supremo tenía fama por sus procedimientos rápidos, pero ya no es así.

Una reforma que apoya la mayoría y en la que la Unión no tiene nada que decir

El gobierno insiste en que el partido Ley y Justicia, que ganó las elecciones en 2015 con mayoría absoluta, incluía en su programa la reforma del sistema judicial, y ahora tienen que cumplir lo prometido. Añaden que su propuesta es similar a la que ya funciona en otros países europeos, y consideran que la Unión Europea no puede opinar sobre este asunto, con lo que tampoco confirman si acatarán la sentencia de la Justicia Europea cuando llegue. “Hay que esperar la resolución del tribunal, pero la Comisión Europea se está excediendo de sus competencias. Nosotros estamos haciendo las reformas que los polacos votaron hace tres años, y no hay nada que permita a la Unión intervenir en un tema interno, de justicia nacional”, concluye Jaroslaw Sellin, viceministro de Cultura y Patrimonio Nacional, y miembro del Partido gobernante, que controla el conservador Jaroslaw Kacynski.

El viceministro Jaroslaw Sellin en un momento de la entrevista / Rafa Panadero

Más allá de las visiones de los jueces afectados y del propio gobierno, analistas independientes también tienen dudas sobre la reforma judicial y sus posibles consecuencias. Jacek Sokolowski, profesor de la Universidad Jagiellonian de Cracovia y jurista experto de un think tank conservador, el Club Jagielonski, está de acuerdo en que hace falta una reforma, pero no cree que la que propone el ejecutivo sea acertada: “Han decidido que los jueces del Consejo General del poder Judicial sean nombrados por el Parlamento, y no me parece en absoluto una mala solución. Pero han hecho el procedimiento de tal manera que ahora la gran mayoría de esos jueces son elegidos por el partido del gobierno, Ley y Justicia, con lo que no hay pluralismo. Ese es el problema”.

A la decepción con la forma de ejecutar lo planeado, Sokolowski añade una complicación adicional: “Para mí, como ciudadano, es casi una tragedia que el gobierno esté llevando esta reforma sin centrarse en las cosas importantes, pensando en cambio en aspectos personales. Además nos han creado un conflicto con la Unión Europea que era del todo innecesario, y que ciertamente estamos perdiendo”, reflexiona.

En cuanto a la esperada sentencia de la justicia europea, el jurista ve cada vez más difícil que su gobierno dé un paso atrás, diga lo que diga el Tribunal de Luxemburgo, y comparando con lo que pasaban en Polonia hace sólo unos años, concluye: “Otros gobiernos intentaban también controlar a los jueces, pero los anteriores lo hacían más sutilmente como si jugaran en un tablero de ajedrez; el gobierno actual lo hace como si estuviera en un ring de boxeo”.

Rafa Panadero

Rafa Panadero

Ha desarrollado casi toda su carrera profesional en la Cadena SER, a la que se incorporó en 2002 tras...

 
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