Un héroe anónimo inocente en la cárcel
M. estuvo diez años infiltrado en ETA para luchar contra la banda terrorista y al final acabó ingresado en la cárcel
Madrid
M. estuvo diez años infiltrado en ETA para luchar contra la banda terrorista y al final acabó ingresado en la cárcel por terrorista.
Dejó el infierno en el que ha vivido una década para meterse en otro parecido: una condena pública por colaboración con banda armada penada con años de prisión. Esperaba algún tipo de plan tras su salida de prisión pero nadie le dio ninguna herramienta para volver a ser la persona que era antes.
"La cárcel es muy dura, y más cuando creen que eres un terrorista"
Así describe su paso por la cárcel: "Mi vida siempre ha sido miedo. La cárcel es muy dura, y más cuando creen que eres un terrorista. La policía francesa tampoco sabía que yo era bueno. Sin embargo yo me había hecho a la idea de que tenía que estar en la cárcel. Tenía que sufrirlo y pasar por prisión porque quería volver a mi pueblo y no escapar fuera".
El civil infiltrado en ETA era un etarra caído y los abogados de la banda terrorista le aconsejaron como a todos los presos de la organización terrorista que son detenidos en Francia no colaborar con España. "En Francia cuando fui al juzgado para la vista recuerda el infiltrado, me vino una abogada de los presos de ETA. A pesar de que yo deseaba la extradición para cumplir condena en España nunca llegué a plantearlo porque nadie lo hacía. Mi familia vino a la vista; fue la primera vez que los vi después de muchos años. Fue un drama. Estaba esposado y no me dejaron abrazarlos".
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero puso en marcha en 2009 lo que se conoce como la Vía Nanclares, una fórmula de reinserción destinada a presos de ETA que han decidido romper con la banda terrorista y que cumplen además otras condiciones: rechazo a la violencia, salida del autodenominado colectivo de presos vascos (EPPK), petición de perdón a las víctimas, compromiso de reparar el daño causado y de colaborar con la justicia. A estos presos se les trasladó a la cárcel alavesa de Nanclares de Oca y al acogerse a la legislación penitenciaria vigente muchos de ellos han disfrutado durante su condena de beneficios penitenciarios.
Sin embargo, cuando M. fue detenido, la Vía Nanclares no existía. Su "castigo": continuó en la cárcel. Primero, en Francia y después, en España; tuvo que seguir compartiendo patio con sus compañeros de causa.
No podemos concretar el tiempo que M. estuvo en la cárcel para salvaguardar su identidad y seguridad pero fueron muchos años. Estuvo más tiempo que el que había pactado con el cuerpo policial con el que colaboró y esa situación le terminó de hundir.
Recuerda perfectamente el día que salió de prisión. "Fue un día alegre porque sales de prisión pero fue muy amargo porque estuve mucho más tiempo en la cárcel que el que tenía que estar y estaba enfadado con ellos y con el mundo. Juré que nunca más iba a hablar con ellos pero luego lo hice. Es triste porque algún familiar había muerto y no pude despedirme de ellos. Eso siempre lo voy a llevar en mi corazón. Es muy triste pero es lo que he tenido que vivir".
Fondos reservados de Interior
M. salió de la cárcel para estrenar un futuro sin poder terminar con su doble vida del pasado. El Ministerio del Interior recompensó su sacrificio con fondos reservados. Sin embargo asegura que el dinero no resuelve sus problemas de identidad. "Yo me he dejado llevar pero hablo de muchos años de colaboración, jugándome la vida y llevando una doble vida. Yo no quería ese dinero, yo esperaba que me diesen un trabajo. Me siento abandonado y humillado. Llevo un intento de suicidio porque no tengo ganas de vivir. ¿Cómo voy a empezar una relación con una pareja si voy a iniciarla mintiendo? Esa es el motivo por el que rompe la condición sine quanon para un infiltrado: no hablar nunca de los servicios prestados al Estado.
¿Por qué habla un infiltrado?
"A mí me han tratado como un mercenario" asegura. "Vino un mando a mi casa y me dijo que era impagable lo que había hecho por España y que cogiese un dinero". Fue dinero en metálico imposible de justificar y por tanto muy complicado de utilizar. Se decidió que su sacrificio por el país valía 500.000 euros más otros 350.000 para un piso. En total 854.000, todo procedente de fondos reservados sin justificar y en pequeñas cantidades. Cuando preguntó qué hacía con ese dinero le dijeron que su familia le podía ayudar a pedir un crédito.
M. sigue mintiendo a sus amigos de toda la vida. Su familia no sabe quien es realmente. Nadie sabe que ha sido un infiltrado de ETA y no un ex terrorista como sigue apareciendo en los medios de comunicación si tecleas su nombre real. Sigue teniendo miedo por él y por su familia. Si alguien descubriese quien es y la cantidad de miembros de ETA que están en la cárcel por su información sabe que le matarían y que además lo pagarían con su familia.
Mientras condenado por terrorismo y desde hace muchos años en libertad, malvive dando vueltas al tiempo que pasó dentro de ETA. Escapó hace tiempo de las "garras" de la banda terrorista pero su cabeza sigue literalmente allí dentro. Muchos años después sigue siendo un ex terrorista aunque en realidad nunca lo fue; solo fue un servidor público que arriesgó para infiltrarse en ETA y evitar atentados dando información clave a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Y en ese empeño hipotecó su vida. A lo mejor para siempre.
- LA HISTORIA DE M.
El héroe anónimo que se infiltró en ETA
31:09
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Ana Terradillos
Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra (1991-1996) y en Ciencias Políticas por la UNED...