Merkel pide un ejército que dé credibilidad a la UE
La canciller alemana refuerza en Estrasburgo su discurso antinacionalista
Estrasburgo
Podrían parecer dos cosas contrapuestas: el ‘no’ contra el nacionalismo acompañado de la reclamación de un ejército nuevo pero los aplausos de los eurodiputados demuestran que quienes ocupan los escaños creen que aún es posible un proyecto integrado y que éste pasa por la siempre frenada propuesta para una Europa de la Defensa, con un ejército propio.
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“Un ejército común, como aportación a la OTAN, sería la prueba definitiva de que ha desaparecido el riesgo de guerras”, ha dicho Merkel rechazando que este ejército común “sea ningún problema para la OTAN” donde la UE podría presentarse de manera común también para asumir sus gastos.
Merkel llega a Estrasburgo marcada por su crisis interna, debilitada por el pulso contra la derecha euroescéptica pero decidida a utilizar su tiempo de palabra para defender un modelo europeo de integración que revalorice su gestión y mantenga, de paso, la ilusión que, en pleno brexit, al proyecto le queda recorrido.
“Hemos de darnos una oportunidad para que el nacionalismo no vuelva nunca más”. Ha sido su punto y final en un discurso tan aplaudido que los euroescépticos han tenido que chillar mucho más de lo habitual para poder hacerse oír. Y han sido tantos los bufidos extraños que el Presidente de la Eurocámara ha preguntado si “no hay ningún veterinario en esta cámara”.
Antonio Tajani, que esta mañana ha ya acusado al gobierno italiano de “caprichoso” y de poner en riesgo al ciudadano, ha sido rudo pero no ha negado la palabra a los euroescépticos que han podido realizar sus preguntas directas a Angela Merkel.
Un debate en el que solo ha habido dos voces españolas: el diputado socialista Javi López, que le ha pedido a Merkel que decida si quiere que la historia la recuerde como la que impuso la austeridad o como la que puede impulsar una Europa Social, y la diputada Elena Valenciano que, como vicepresidenta del grupo Socialista Europeo, ha criticado que el discurso europeo no vaya acompañado de decisiones claras de los gobiernos.
La canciller ha respondido en bloque las más de 30 preguntas recibidas tras las intervenciones de los jefes de grupo en un debate en el que ha defendido la tolerancia como valor fundamental de la UE. Una forma concreta de desmarcar a Europa del modelo de Trump consiguiendo, entre los diputados pro europeos de izquierdas y derechas, despertar la pasión por un proyecto al que la canciller no parece dispuesta a renunciar.
Y esto tras aceptar que en la crisis del 2015, la de la inmigración, no tuvo en cuenta a los demás pero reivindicando la solidaridad entre gobiernos y recordando que Europa tiene fuerza y espacio para aceptar a los que huyen de la guerra. Discurso apasionado cuyo único contrapeso ha sido en griego, al recordarle algunos eurodiputados que su austeridad al gestionar la crisis fue el caldo de cultivo para un malestar que ha dado voz y espacio a muchos movimientos euroescépticos.