Ocio y cultura

La violencia machista sube a escena

Miguel del Arco lleva al teatro el juicio de La Manada en 'Jauría' y Àlex Rigola convierte su instalación 'Macho Man' en un pasaje del terror machista: ambas propuestas coincidirán en Madrid

Reparto de la obra 'Jauría' / Vanessa Rabade

Madrid

En 1483, Sandro Botticelli (1445-1510) pintó un tríptico que tituló 'Escenas de la historia de Nastagio degli Onesti' para representar 'El infierno de los amantes crueles', una narración que Boccaccio incluyó en su Decamerón. Es la historia de un joven rechazado por una dama que asiste en el bosque a la aparición de una mujer desnuda perseguida por un jinete y sus perros. La joven es asesinada por el caballero, que le arranca el corazón y lo arroja a los animales. En vida, ella había desdeñado su amor y él se había suicidado por ese motivo. Ambos coinciden en el infierno y son condenados a repetir eternamente esa escena que el joven Nastagio presencia en el bosque y que puede verse en el Museo del Prado con la firma de Botticelli.

Macho Man, un pasaje del terror machista, de Botticelli a GTA

Esta historia del eterno castigo infligido a una mujer que ha de aprender la obediencia y la docilidad que pintó Botticelli es el punto de partida de Macho Man, una instalación de teatro documental creada por el director Àlex Rigola que, tras su estreno en el Festival Temporada Alta de Girona, llegará a los Teatros del Canal de Madrid el próximo 19 de febrero. Con más ambición educativa que escénica, Macho Man es una especie de pasaje del terror machista de 200 metros cuadrados divididos en 12 salas, a las que acceden grupos de 8 espectadores, guiados a través de unos auriculares por la voz de una víctima real de violencia de género. No hay actores ni actrices. No está recomendado para menores de 15 años.

Imagen de 'Macho man'

En cada sala, una realidad distinta: desde la narración de la impotencia, el dolor y la soledad de quienes sobrevivieron, a las sentencias judiciales o las secuelas de ese horror en los niños, pasando por los números y las estadísticas, hasta llegar a las fotografías que corresponden a esas cifras, imágenes pegadas en una pared de mujeres asesinadas en los últimos cinco años. Y cómo epílogo, un fragmento del videojuego GTA, catalogado para mayores de 18 años, al que juegan niños y adolescentes de medio planeta. En Macho Man, Rigola muestra cómo el protagonista del juego puede contratar prostitutas y pagar por una masturbación o una felación y, si quiere recuperar lo pagado, matar a la chica en mitad de la calle, cuando se baja del coche.

De Botticelli a GTA, Rigola busca agotar al espectador por acumulación, busca que reflexione sobre sus actos y omisiones, busca que resetee su concepto de la responsabilidad. Todo el material es real, ha sido publicado y Rigola y su equipo contaron con el asesoramiento de la psicóloga Alba Alfageme y la Fundación Surt. En declaraciones a la SER, coincidiendo con su estreno en Girona, el director explicaba que la idea de crear Macho Man había partido de su propia responsabilidad como padre de una niña: "Es algo tan egoísta como pensar que mi hija va a vivir en un mundo muy injusto y pensar en qué clichés está recibiendo a su alrededor, en la escuela, en la televisión, en YouTube".

Imagen de 'Macho man'

Acerca de la situación política actual, Rigola es claro: "Lo de Vox es surrealista, su propuesta es surrealista en los tiempo que vivimos. Mientras unos intentamos esforzarnos por hacer entender que la situación de desigualdad entre hombres y mujeres está fuera de sitio en el siglo XXI, otros lanzan una propuesta contraria como si no sucediera nada. Querer eliminar según qué cosas, como quieren ellos, no es más que querer anular el trabajo hecho hasta ahora. No me cabe en la cabeza anular según qué leyes en pleno siglo XXI".

"El problema no es la violencia machista, el problema es el machismo", dice Rigola, que sostiene que "muchas veces decimos creo en la igualdad pero no, no, en tus actos diarios hay que ver lo que haces y lo que no haces, lo que no accionas, lo que no luchas. Tenemos una situación de desigualdad espeluznante y creo que de alguna forma no hubiera usado esa palabra hace unos años".

El director defiende la educación como arma, sin olvidar la autocrítica: "Yo también he hecho bromas y chistes machistas y no es cuestión juzgar de qué se puede reír uno o no, sino pensar en qué situación estamos ahora y preguntarnos si podemos hacer bromas sobre esto. Hay que hacer bromas cuando se producen igualdades, no nos podemos permitir bromas machistas. Antes me permitía el silencio ante determinados comentarios, comentarios machistas ante los que me quedaba en silencio para no generar tensiones en el grupo, y eso ahora no me lo permito".

Jauría, el juicio de La Manada a escena

Entre el material documental que podrán consultar los espectadores de Macho Man están los interrogatorios a la víctima de La Manada, un juicio que el director Miguel del Arco llevará a escena en el Pavón Teatro Kamikaze con la obra Jauría a partir del próximo 6 de marzo.

Jauría es un texto de Jordi Casanovas, el mismo dramaturgo que firmó Ruz-Bárcenas, recreación de uno de los interrogatorios del juez Pablo Ruz al extesorero del PP, Luis Bárcenas. En esta obra, los miembros de La Manada son Martiño Rivas, Raúl Prieto, Fran Cantos, Álex García e Ignacio Mateos. La denunciante, la víctima, es María Hervás.

'Jauría', Vanessa Rabade

Como ya hizo en Ruz-Bárcenas, en Jauría Casanovas vuelve a recurrir a material real, a las transcripciones del juicio de La Manada, celebrado en Pamplona en noviembre de 2017, y construye una dramaturgia con fragmentos de las declaraciones de los cinco acusados y de la víctima, publicadas en los medios de comunicación.

Un juicio que supuso un punto de inflexión y, en opinión de Casanovas, "un cambio de paradigma", porque "hay una población masculina que, hasta este caso, consideraba que cierto tipo de acciones no estaban mal, no eran punibles". El dramaturgo divide la obra en dos partes, en una primera el espectador asiste a "todas las declaraciones de los cinco acusados y la denunciante, sin escuchar las preguntas, y cómo van narrando todo lo que sucedió ese día; después, cómo van respondiendo a preguntas de la defensa y la fiscalía".

Veremos sobre el escenario el juicio del que no pudo verse ni una sola imagen y observaremos, dice el autor, "lo que no esperamos y reacciones o cosas a las que no dimos importancia en su día y que escucharemos con calma desde la platea". Casanovas pone especial énfasis en las palabras de la víctima en el juicio: "yo tuve la sensación de que esa chica, en ese juicio, sufría otra violación".

 
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